Diario de León

DESTINOS

Un paso seguro a Santiago

Fue escogida por los peregrinos como una alternativa más serena para evadir el Cebreiro en los meses de peor climatología. Parte de Ponferrada y llega hasta Puente, pasando por Priaranza y Borrenes, y no deja de lado ni Las Médulas ni el omnipresente Castillo de Cornatel. Después se adentra en Valdeorras y atraviesa las cuatro provincias gallegas, pasando por la Ribera Sacra

Publicado por
MARÍA J. ALONSO
León

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El impresionante Castillo de Cornatel forma parte del recorrido del Camino de Invierno. En esta foto cedida por el alcalde de Priaranza, parece un castillo de cuento.  FOTO CEDIDA POR EL AYUNTAMIENTO DE PRIARANZA DEL BIERZO

Olvidado durante décadas, el Camino de Invierno reverdece como una alternativa más que cierta para llegar a Santiago de Compostela. Los esfuerzos realizados por colectivos como la Asociación Camiños a Santiago pola Ribeira Sacra y por los propios ayuntamientos por los que, en el caso del Bierzo, atraviesa esta ruta alternativa al Camino Francés, han conseguido hacer de un itinerario que la historia había relegado a la nada, una realidad por la que anualmente se decantan cada vez más peregrinos. Lo único que resta, al menos en el Bierzo, es acondicionar infraestructuras necesarias para albergar a quienes eligen este trayecto. En Villavieja (Priaranza) el Ayuntamiento continúa trabajando para dar forma a un albergue.

El Bierzo no es más que el origen de un recorrido de más de 200 kilómetros que atraviesa las cuatro provincias gallegas, región a la que entra por la comarca de Valdeorras. Ponferrada es el punto de partida y Puente de Domingo Flórez la puerta de salida del Camino de Invierno hacia Galicia, dejando atrás enclaves bercianos tan destacados como el Castillo de Cornatel, que desde las alturas contempla impertérrito el paso de los caminantes; o Las Médulas, el archi conocido paraje Patrimonio de la Humanidad que explotaron los romanos en busca del deseado oro y que hoy es la imagen que identifica a la comarca en todo el mundo. Una instantánea muy vista que, no obstante, una minoría es capaz de enmarcar en el tránsito del peregrinaje a la tumba del Apóstol.

El Camino de Invierno a Santiago surgió de la necesidad de los peregrinos de evadir la subida al Cebreiro en los meses de peores inclemencias meteorológicas. Las intensas nevadas, las fuertes lluvias, la posibilidad de sufrir ataques de animales salvajes, como el lobo, y otros factores motivaron la búsqueda de una ruta alternativa que discurre por el cauce natural que marca el Sil. Una ruta que ya había sido seguida por diferentes pueblos a lo largo de la historia —desde los romanos a las tropas napoleónicas francesas— y que marcó también el primer trazado de la vía férrea que conectaba con Galicia, la línea Palencia-A Coruña, inaugurada por Alfonso XIII en el año 1883.

Así las cosas, quien opte por el Camino de Invierno para llegar a Compostela debe tomar el desvío que sigue por la margen izquierda del río en el puente sobre el Boeza en Ponferrada. Unos metros después asciende ligeramente al monte Pajariel y continúa hacia Las Médulas, atravesando Toral de Merayo, Villalibre de la Jurisdicción, Priaranza y Santalla. Desde aquí hay dos opciones para seguir adelante. La más impresionante, la que sube hasta el impresionante Castillo de Cornatel y pasa por Villavieja, hasta alcanzar el alto de Ferreiros y seguir descendiendo hacia Borrenes. Desde aquí continua el ascenso hacia Las Médulas —parada obligada— y continúa hasta Puente de Domingo Flórez siguiendo el Camino Real. Son, en total, 35 los kilómetros que en el Bierzo recorre el Camino de Invierno, dejando atrás imágenes insólitas del valle del Sil, que son la antesala de otra bella instantánea: los impresionantes cañones del Sil, ya en la Ribera Sacra.

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