Diario de León

una joya que desea brillar

Es «la joya de la corona» del municipio de Villaquilambre y sin embargo el público lleva décadas sin poder visitarla. Descubierta a finales del siglo XIX, la Villa Romana de Navatejera fue declarada Bien de Interés Cultural —otrora Monumento Nacional— en 1931. Cuenta con dos zonas, la parte urbana o residencial, tapizada de mosaicos en parte y con zonas calefactadas de hipocausto, y la parte rústica o de explotación agropecuaria

La Villa Romana de Navatejera responde al tipo conocido de villa suburbana datable en los siglos IV-V d.C. Se encuentra en pleno casco urbano junto a la carretera comarcal que une León con Cármenes.

La Villa Romana de Navatejera responde al tipo conocido de villa suburbana datable en los siglos IV-V d.C. Se encuentra en pleno casco urbano junto a la carretera comarcal que une León con Cármenes.

Publicado por
p.r.b.
León

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R elegada casi al olvido con la verdad a medias de la ‘falta de fondos’ como desgastada excusa, la Villa Romana de Navatejera continúa siendo hoy «una de las joyas de la corona» en lo que a interés turístico se refiere dentro del municipio. Así al menos los creen en este Ayuntamiento cansado muchas veces de reclamar fondos a Patrimonio —de quien dependen estos terrenos— porque la respuesta casi siempre desemboca en un callejón sin salida. Cierto es que «la Junta reparó la cubierta por completo no hace mucho, pero nuestra petición va más allá del mero mantenimiento, queremos que la instalación vuelva a ser visitable», subraya la concejala de Cultura, Carmen Olaiz García. La última vez que sus puertas se abrieron al público de forma continuada fue «hace ya tres décadas».

Descubierta a finales del siglo XIX, la villa fue declarada Bien de Interés Cultural —otrora Monumento Nacional— en 1931. «hablamos de uno de los primeros yacimientos de este tipo en ser protegido con esta distinción», recuerda la edil. Situada en pleno casco urbano —junto a la carretera que une León con Cármenes— responde al tipo conocido de villa suburbana datable en los siglos IV-V d.C. Cuenta con dos zonas diferenciadas, la parte urbana o residencial, tapizada de mosaicos en parte y con zonas calefactadas de hipocausto, y la parte rústica o de explotación agropecuaria, aparte de una sección de dudosa utilización cultural y planta cruciforme que se ha asociado al mundo paleocristiano. Quien no sepa de su existencia o incluso dónde echa raíces esta villa romana exactamente, puede pasear a su lado y ni siquiera darse cuenta de que está ahí, escondida como el mejor de los secretos, a la vista de todos. «No nos dejan musealizarlo», insiste Olaiz. El afortunado tratamiento del yacimiento y sobre todo la calidad de sus mosaicos llevaron en 1992 a la incorporación de este monumento al Museo de León.

Una ‘joya de la corona’ que sin embargo no puede lucir en todo su esplendor. «Este año volveremos a reclamar a Patrimonio que lo reabra». Incluso fuentes del Ayuntamiento aclaran que de recibir un ‘Sí’ estarían dispuestos a hacerse cargo de algunos gastos. Mientras tanto, la villa agoniza sin que el paso del tiempo importe.

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