Diario de León
C. FIDALGO

C. FIDALGO

Ponferrada

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Ayer salí a pasear con mi bicicleta. No lo hacía desde el último verano y a la hora en la que Ponferrada (los que tenemos entre 14 y 70 años) se echa a la calle para estirar las piernas yo me puse a dar pedales por la ciudad. Sin prisas.

Apenas circulaban automóviles. Y eso es una delicia para los ciclistas. El centro estaba vacío. La plaza de Lazúrtegui, que en un día normal aparecería saturada de coches en torno a la glorieta, era un desierto. Y en las calles comerciales de la Puebla Norte, con los negocios cerrados, los escasos transeúntes que me encontré caminaban con aire ausente.

No ocurría lo mismo en torno al río Sil, esa franja verde que recorre la ciudad desde el puente del ferrocarril hasta el la Fábrica de Luz, la antigua térmica de la MSP recuperada como Museo de la Energía, y que a mitad de la ruta se solapa con el Camino de Santiago. Allí la gente caminaba con más alegría. Sin pegarse demasiado, eso sí. Y yo hice un alto bajo el Puente del Centenario para contemplar los murales que han convertido el nuevo aparcamiento en la antesala del museo. Buscaba los diseños de Asier Vera, el grafitero que decora muchas medianeras de la ciudad, y me encontré con las copias de las ilustraciones de Fernando Krahn que forman parte de la colección del museo; una serie de imágenes que nos alertan de deterioro ambiental y que el artista ya fallecido comenzó a dibujar hace cincuenta años, en plena crisis del petróleo.

Apoyé la bicicleta en el pie de cabra. La bicicleta lenta con la que me muevo. Y la dejé junto a un mural que me sobrecogió: un automovilista llenaba el depósito de gasolina en un surtidor. La manguera enlazaba con la cola del esqueleto de un dinosaurio y daba la impresión de que había cazado al enorme animal extinguido hace millones de años para levantarle de la bici y succionarle. Y me vino a la cabeza todo lo que podemos aprender de esta pandemia; la nueva movilidad, el teletrabajo, lo importantes que son esos empleos precarios que nos resuelven el abastecimiento, lo imprescindible que es una Sanidad Pública universal, y cómo nos deja en evidencia esa boina de contaminación que de repente ha desaparecido de nuestras ciudades.

Pensé un momento en lo que echo de menos conducir mi coche, estacionado en el garaje. Moverme con él en un viaje muy largo. Entonces tomé la fotografía que ilustra esta página. Y volví a casa pedaleando.

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