Diario de León

Uno de cada tres créditos concedidos a la construcción resulta moroso

Su tasa de mora duplica a la de los servicios y es aún peor en las inmobiliarias.

Trabajo en un edificio en construcción.

Trabajo en un edificio en construcción.

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josé antonio bravo | madrid
León

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El ‘ladrillo’ sigue resultando un lastre para el sector financiero, si bien su peso es cada vez menor. El problema es que todavía no ha descendido hasta los niveles precrisis, y menos aún a los anteriores al estallido de la última burbuja inmobiliaria, ni tampoco está claro cuándo podrá hacerlo aunque buena parte de los expertos inmobiliarios confían en que sea posible a lo largo de 2017. Traducido en cifras, la magnitud del problema se percibe señalando que uno de cada tres créditos concedidos a la construcción resulta moroso y no se llega a cobrar.

Según los datos del Banco de España, su tasa de morosidad sigue en máximos históricos -lo registró a principios de 2014, cuando llegó a superar el nivel del 35%-, al casi rozar aún el 32%. Es la más alta entre todos los sectores, duplicando a los servicios (17%), la rama de la economía que acumula un volumen mayor de préstamos considerados de cobro dudoso: 73.079 millones al cierre del tercer trimestre de 2015 (son las cifras oficiales más recientes), lo que representa siete de cada 10 euros (72,2%) encuadrados en esta categoría (101.153 millones en total).

Curiosamente, dentro de los propios servicios se da otro agujero importante para los balances de la banca. Se trata de las sociedades de servicios inmobiliarios, cuya tasa de morosidad se aproxima al 34,7%, muy encima de la ratio de otras actividades con las que guardan cierta dependencia como las de intermediación financiera (10,5%).

De hecho, más de la mitad del crédito dudoso que está en manos de las actividades económicas ligadas al sector servicios reside en las propias inmobiliarias, con 41.621 millones (casi el 57%). Esta cifra supone, por ejemplo, 4,3 veces más que los fondos de ese tipo concedidos al comercio (9.480 millones).

Volviendo a la pura construcción, el 29,2% de los 45.445 millones de euros que la banca le tenía prestados a 30 de septiembre estaban calificados ya como de cobro dudoso. En concreto, ascendían a 13.289 millones, casi 4.290 menos que un año atrás (17.575 millones al cierre del tercer trimestre de 2014) y un 18,1% menos que el volumen con el que empezó 2015 (16.235 millones).

Dentro de esta senda descendente, los préstamos al ‘ladrillo’ en riesgo de impago ya han dejado atrás el nivel de 2010 (13.888 millones) y tienen ya en el horizonte la cota de 2009 (11.069 millones). El mayor peso en esta asignatura pendiente se lo lleva el negocio de edificación y obras singulares, con 8.908 millones señalados en rojo en la actualidad por las entidades financieras ante lo complicado de recuperarlos, superando así a los 2.356 millones imputados para obras públicas y los 1.520 registrados para acabado de trabajos y culminación de inmuebles.

El 13% del crédito dudoso

Para los bancos y el resto de establecimientos de crédito, sin embargo, la construcción sólo representa un 13,1% de los 101.153 millones que, en total, tiene prestados pero su recuperación resulta improbable -eso sí, referido solo a la financiación de actividades productivas, pues el volumen total de créditos dudosos se eleva a 142.805 millones-. A la industria (sin el ‘ladrillo’) le corresponderían 12.797 millones (el 12,6%) -el grueso de este montante, no obstante, dependería de las actividades de metalurgia y construcción de maquinaria (3.786 millones)-, mientras que en la agricultura quedarían solo 1.987 millones (1,9%).

El sector financiero no es el único acreedor del ‘ladrillo’ español. A Hacienda, por ejemplo, las empresas vinculadas a la actividad inmobiliaria le deben más de 3.500 millones y representan casi el 25% del montante recogido por la Agencia Tributaria en su lista de grandes deudores, publicada a finales de diciembre con los nombres de quienes tienen cuentas pendientes superiores al millón de euros.

En esta tesitura, a la banca no le ha quedado otra que adjudicarse activos de la construcción por el impago de sus créditos. A 30 de junio de 2015 (últimos datos del Banco de España), el valor de aquellos en sus balances ascendía a 81.000 millones, y un tercio eran terrenos y solares.

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