Aristocracia

La ley de Memoria Democrática eliminará los títulos nobiliarios que fueron concedidos por Franco, quien a partir de 1947 se consideró a sí mismo regente de facto de un reino sin rey, y estuvieran vinculados a la guerra civil. Parece obliga realizar al menos una somera reflexión sobre la pervivencia de tales títulos, que forman la aristocracia: cerca de 3.000 títulos en poder de unas 2.200 personas. Hasta 1984, los grandes de España dispusieron de pasaporte diplomático. Desde entonces, no gozan de prerrogativa alguna, pero sus instituciones posen personalidad jurídica y su utilización está sometida a una tarifa fiscal. La existencia de tales títulos en una democracia igualitaria es cuando menos una anomalía, máxime si de alguna manera esta aristocracia se ubica a la sombra del rey y comparte con él el carácter hereditario de su posición. Pero el rey actual, Felipe VI, que compagina sus obligaciones constitucionales con mínimas concesiones a la tradición, no ha otorgado título alguno en sus siete años de reinado. Podría tratarse de una abolición de facto, que sin duda sería interpretada como un magnífico rapto de sentido común.