Diario de León

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En la campaña de la España Vaciada, el voto urbano decidirá 7 de los 13 escaños por León

La capital leonesa, su área metropolitana y Ponferrada acumulan el 52,9% del electorado llamado a votar el 13-F

Mosaico de votantes

Mosaico de votantes

Publicado por
V. Araujo, Á. Caballero, J.M. Campos, M. Carnero, A. Medina y M. Rabanillo
León

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El estribillo de la España Vaciada con el que se ameniza la campaña de las elecciones del 13-F se canta en las ciudades. Las políticas para luchar contra la despoblación del mundo rural, que ya llama a las puertas de los grandes núcleos, las decidirán los procuradores elegidos en su mayoría en el área urbana. En cualquier comunidad de vecinos de los grandes edificios del último tramo de Padre Isla, de la avenida de la Facultad o de Alcalde Miguel Castaño, hay más electores que los llamados el próximo domingo a participar en el municipio de Escobar de Campos, donde se censan apenas 33 personas con derecho al sufragio. Ni siquiera igualaría el dato con sumar los 55 de Castilfalé y los 61 de Valdemora. Su peso, aunque decisivo como cualquier papeleta por el estrecho margen que auguran las encuestas, se diluye en la irrelevancia cuando se cuantifica como municipio dentro del escenario global. Sólo León, con su área metropolitana próxima —San Andrés del Rabanedo, Villaquilambre, Valverde de la Virgen y Sariegos— y Ponferrada suman el 53% del electorado.

En esa media docena de ayuntamientos se decidirán 7 de los 13 procuradores en disputa por la circunscripción provincial. Dentro de un censo de 377.781 electores, a los que se suman otros 48.321 residentes en el extranjero, los municipios que representan el voto más urbano suman 200.135 personas con derecho a participar en los comicios del próximo domingo.

Desequilibrios

En alguna comunidad de vecinos de León hay más votantes que en pueblos como Escobar de Campos

En esos poco más de 537 kilómetros cuadrados de extensión municipal queda resumida más de la mitad de la actividad de una provincia cuyas dimensiones superan los 15.581 kilómetros cuadrados, cada vez con mayores claros demográficos, y en la que el desequilibrio territorial tiene su reflejo en la elección de los representantes de los que dependen las decisiones públicas. Al menos, no sucede como en la Diputación, que no tiene competencias sobre los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes, pero cuyos votos cuentan de manera decisiva para el reparto de los diputados provinciales.

La fagocitación del censo provocada por estos seis municipios relega el poder de decisión de los otros 211 ayuntamientos que completan el mapa provincial leonés. Aunque, más allá de la mesa concreta, el colegio electoral e, incluso, la delimitación administrativa, la idiosincrasia leonesa hace que la problemática de la despoblación se vea como propia en los núcleos urbanos. No sólo porque aparece como un reflejo en el espejo de lo que se les viene encima ya a las grandes poblaciones, sino por el sentimiento de pertenencia a un pueblos que un elevado porcentaje de la población tiene, como lugar de nacimiento o herencia familiar, al ponderarlo incluso por encima del lugar de residencia habitual en la capital, su área metropolitana o Ponferrada.

La visión motiva la presencia de los diferentes candidatos en los pueblos, tanto de la provincia de León como de las otros ocho que conforman el diseño territorial establecido. Las estrategias de las grandes formaciones han incidido en pasear no sólo a los candidatos y los cabezas de cartel por pequeñas poblaciones, sino en favorecer encuentros con asociaciones, colectivos y sociedad civil de estas zonas despobladas.

No se trata tan sólo de que cualquier voto cuente, sino de que el esfuerzo de ir a buscarlo a estas localidades se espera que sea recompensado con el apoyo por parte de los que, aun con residencia en las grandes áreas urbanas, reclaman una estrategia contra la despoblación y una atención a su problemática concreta para intentar frenar la sangría. León no deja de ser un pueblo grande.

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