Diario de León

Aragonés aguanta el pulso de Junts y echa a sus representantes de la mesa

El enfrentamiento abre una crisis en el Govern que tendrá graves consecuencias políticas

Pere Aragonès ayer, durante su comparecencia en el Palacio de la Generalitat. QUIQUE GARCÍA

Pere Aragonès ayer, durante su comparecencia en el Palacio de la Generalitat. QUIQUE GARCÍA

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

El Gobierno central y el Govern catalán se reunirán hoy por la tarde en el Palau de la Generalitat en la segunda cita de la mesa de diálogo aparcada desde febrero de 2020. Pedro Sánchez acudirá acompañado por cinco ministros, mientras que a Pere Aragonès solo le asistirán dos consejeros. El presidente de la Generalitat decidió hoy dejar a Junts fuera del encuentro y abrió una crisis muy profunda en su Ejecutivo.

Prescindió de sus socios después de que intentaran reventar el encuentro proponiendo cuatro representantes de su partido, dos de ellos dirigentes indultados por el Gobierno, Jordi Turull y Jordi Sànchez. Los otros dos eran Jordi Puigneró, vicepresidente de la Generalitat, y Miriam Nogueras, portavoz en el Congreso. Aragonès montó en cólera y acusó a sus socios de romper un acuerdo Fuentes republicanas del Govern interpretaron que Junts intentó dos cosas: torpedear la mesa y poner a prueba el liderazgo de Aragonès.

Los de Puigdemont pensaban que el president daría su brazo a torcer y aceptaría la delegación que habían propuesto. El jefe del Ejecutivo catalán respondió a sus socios con otro órdago en plena reunión del Govern y dejó a los posconvergentes fuera de la mesa, un foro en el que nunca han creído, siempre han aceptado a regañadientes y han tratado de dinamitar por la puerta de atrás.

Aragonès dio su primer puñetazo en la mesa desde que es presidente (cien días), pero dejó el Govern herido, aún no se sabe si de gravedad o de muerte. Fuentes de su entorno no descartaban nada, ni crisis de gobierno ni que la coalición salte por los aires.

El presidente de la Generalitat priorizó la celebración de la mesa, su gran apuesta de la legislatura, a la cohesión del Ejecutivo, ya debilitada en las últimas semanas, primero por las discrepancias en torno al aeropuerto de El Prat y luego por las pitadas en la Diada y la menor asistencia de manifestantes.

La mesa, por tanto, tendrá tres patas y no cuatro, como estaba previsto, y no sólo nace coja, sino que apenas se le vislumbra recorrido. Habrá representantes del PSOE, de Unidas Podemos y de ERC. Faltará Junts. Por ello, la posición de Aragonès, que se jacta de haber conseguido sentar al Gobierno para hablar sobre la autodeterminación y la amnistía, será muy frágil. Salvo que Junts dé marcha atrás, la delegación catalana acude a la cita que debería sentar las bases de una negociación sobre la resolución del conflicto catalán mutilada. Esquerra en solitario apenas representa al 25% de los diputados del Parlament.

El independentismo escenificó que está en guerra. Esquerra apuesta por la mesa y por mantener la estabilidad del Gobierno central, mientras que Junts defiende la unilateralidad y asegura que la vía de diálogo está muerta. La división se exhibió el sábado pasado con toda su crudeza, con los gritos de traidor proferidos por manifestantes contra Oriol Junqueras y Pere Aragonès en la Diada, que en ERC atribuyen al entorno de Junts.

Tras el ultimátum de Aragonès, Junts avisó que «no modificará» el listado de los miembros propuestos y acusó al president de aceptar el veto del Gobierno central. Al cierre de esta edición, la delegación del Ejecutivo tenía seis integrantes y la del Govern, tres.

Republicanos y posconvergentes discreparon sin paños calientes durante todo el día. Aragonès habló de un pacto verbal para que la delegación fuera solo con integrantes del Gobierno, mientras Junts lo negó y se remitió al acuerdo de investidura que dejaba la puerta abierta a que se incorporaran miembros ajenos al Ejecutivo.

En lo que coincidieron ambas partes es en negar la crisis de gobierno, al menos en público. Otra cosa es en privado. El Gobierno de Quim Torra se rompió porque el presidente consideró que había perdido la confianza de sus socios con cruces contunios de deslealtad. Este decorado regresó ayer al ruedo catalán y al ‘procés’, que desde el primer día es, entre otras cosas, una pugna entre Esquerra y Junts por la hegemonía del soberanismo.

tracking