Diario de León

Aznar aconseja a Casado no pensar en Vox

Ambos líderes exhiben sintonía y acusan al Ejecutivo de un «cambio de régimen»

Pablo Casado y José María Aznar ayer, en la Universidad Francisco de Vitoria.

Pablo Casado y José María Aznar ayer, en la Universidad Francisco de Vitoria.

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Sin «dar abasto» en la oposición, pese a que el Ejecutivo de Pedro Sánchez tan sólo lleva dos semanas constituido. Así se reconoció hoy Pablo Casado en un coloquio junto a José María Aznar en la Universidad Francisco de Vitoria.

Su estrategia, sin embargo, sigue generando dudas y recelos en las filas del PP, donde los sectores más moderados temen que la competencia con Santiago Abascal esté distorsionando ya el discurso de centro derecha del partido. En este contexto, el consejo del expresidente fue «confrontar con el Gobierno como si Vox no existiera y confrontar con Vox como el Gobierno no existiera».

Son varios los cargos del PP que entienden que la dirección del partido no ha dado con el punto de equilibrio para ejercer esa función. En las organizaciones territoriales abundan las voces que atribuyen a un miedo escénico a Vox, no sólo la dureza en las formas, sino la defensa de posiciones políticas que consideran ajenas a su propio programa, como es el caso del control parental de algunos contenidos educativos.

Esta controversia incomodó a fuentes del partido, que no dejan de advertir sobre los efectos perjudiciales de perder el terreno de la centralidad y la «moderación». No está claro, sin embargo, que unos y otros entiendan este último concepto de la misma manera.

«La moderación —defendió ayer Casado— es en el tono, no en el fondo. No hay cosa más radical que asumir los postulados fracasados que empobrezcan un país y coarten nuestras libertades. Ese apaciguamiento, además de cómplice, es letal para el futuro de nuestras sociedades».

En ese mismo hilo argumental, reivindicó dar «la batalla de las ideas» y atribuyó a la izquierda el deseo de una oposición «adocenada», con una «camisa de fuerzas y una mordaza». «No vaya a ser que crispes», censuró.

Las posiciones más críticas, sin embargo, detectan una «tendencia» a llevar el discurso «al extremo» cuando consideran «sobrados» los asuntos para ejercer la oposición al Gobierno. Esas fuentes recuerdan que aún hay base electoral que resiste tanto en Ciudadanos como en la abstención e, incluso, en el PSOE, y creen que el PP tiene la oportunidad de construir una alternativa que conecte con una «mayoría» asentada en el «centro». Argumentan, además, que la expectativa de crecimiento al final de la legislatura puede arrastrar también voto de Vox.

Discrepan en el cómo. Pero todos coinciden en que el objetivo del PP es minimizar los efectos electorales de la fragmentación. «Mi principal función es unir el centro derecha», sostuvo Casado, que cree haberse «comportado como un amigo» con Ciudadanos y Vox para favorecer la suma de fuerzas, aunque ambos partidos tratan de salvar su perfil propio y los de Abascal aspiran a dar la batalla.

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