Diario de León

‘Barra’ deja una mujer muerta y las mayores inundaciones en 20 años

Las lluvias anegan municipios y cortan decenas de carreteras en Navarra y el País Vasco

Inundaciones provocadas por el desbordamiento río Arga a su paso por Huarte, en Navarra. JESÚS DIGES

Inundaciones provocadas por el desbordamiento río Arga a su paso por Huarte, en Navarra. JESÚS DIGES

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Las intensas lluvias de la borrasca ‘Barra’ en el norte del país se cobraron ayer una víctima mortal tras veinte días de intensas precipitaciones. Se trata de una mujer que falleció a consecuencia del desprendimiento de un cobertizo anexo a un caserío en Sunbilla, una de las localidades navarras que se están viendo seriamente afectadas por el temporal de lluvia, ubicada en la comarca del Alto Bidasoa y a 56 kilómetros de Pamplona. La mujer estaba muerta en el interior del coche, que quedó sepultado tras el derrumbe.

Las lluvias y la crecida de los ríos, especialmente la del Bidasoa —calificada de «histórica» al subir su nivel por encima de los 8 metros— dejaban en la madrugada de ayer la mayor riada que se recuerda en la localidad guipuzcoana de Irún, con calles donde el agua alcanzó un metro de nivel.

Durante el día hubo problemas en decenas de carreteras del País Vasco y Navarra, en Aragón se activó el plan de emergencia por riesgo de inundaciones ante la crecida extraordinaria del Ebro, y La Rioja alertaron de «una crecida extraordinaria» del Ebro, que anegó terrenos en Haro y Logroño y se desbordó en Miranda de Ebro.

Las intensas lluvias de las últimas horas provocaron, además, la mayor crecida del río Arga en 20 años (alcanzó los 508 metros cúbicos por segundo), lo que puso a Pamplona en nivel de alerta 1 del plan contra inundaciones, aunque la situación quedó finalmente estabilizada.

Guipúzcoa, la provincia en la que más se ha cebado el temporal, amaneció ayer anegada en multitud de puntos, con ríos desbordados, desprendimientos, carreteras cortadas, clases suspendidas e incluso pueblos aislados, como Pasajes de San Juan y Mendaro.

«No hemos podido dormir. A las tres de la madrugada empezó a entrar el agua y hemos estado toda la noche subiendo objetos al tercer piso. Hemos sentido mucho miedo e impotencia», contaba, aún con el susto en el cuerpo, Maite Mendikute, una vecina de Mendaro que reside en una de las viviendas más bajas del pueblo.

En muchos municipios fue una mañana de limpiar garajes y locales, hacer balance de daños y hablar con las compañías de seguros. La agencia vasca de meteorología, mantiene la alerta naranja por lluvias persistentes.

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