Diario de León

El escudo antimisiles de la UE choca con los socios de Sánchez

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España permanecerá expectante al desarrollo del sistema de defensa aérea conjunto impulsado por Alemania para prevenir la amenaza de Rusia. El anuncio de Berlín afecta sobre todo a los países de la Otan ubicados en el norte de Europa, que ya han dado su visto bueno al programa, y deja en un segundo plano la posible participación de los aliados del flanco sur, entre ellos España, Italia y Portugal, además de Francia, que operativamente estarían fuera del paraguas protector que dibuja este proyecto terrestre que se encuentra en fase de estudio.

Por lo tanto, razones geopolíticas explican la posición española sobre este nuevo sistema defensivo, según señalan fuentes del Ministerio de Defensa, que recuerdan también que de forma oficial el Gobierno no ha recibido la invitación para sumarse al programa. No obstante, la ministra Margarita Robles aseguró ayer que cualquier decisión se tomará «cuando avance (el programa) dentro de dos, tres o cuatro años y si se entiende que tendría efectos positivos». «Estamos permanentemente colaborando, participando y creemos en la defensa colectiva. Nosotros nunca nos negamos a nada», dijo en una entrevista en la Cope.

Para entender la posición española sobre el sistema de defensa que promueve Alemania —dispone de una partida récord de 100.000 millones para invertir en seguridad y defensa en los próximos años, lo que supone un vuelco a su gasto militar tradicional— también influyen las cuestiones presupuestarias y, por ende, políticas en el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. Las fuentes de Defensa consultadas subrayan la importancia de la coyuntura actual, la necesidad de sacar adelante las partidas previstas de gasto militar —crecerá un 26% en 2023 hasta los 12.300 millones de euros— y la decidida apuesta para desarrollar los 13 programas de modernización de armamento, que se llevan 4.900 millones del total. Por lo tanto, el presupuesto ya está muy tasado y cualquier partida extra —como invertir a corto plazo en el programa alemán— entraría como crédito extraordinario. Este esfuerzo para aumentar las partidas en Defensa y cumplir los compromisos con la Otan —llegar a invertir el 2% del PIB en 2029— ya ha provocado diferencias entre los socios del Ejecutivo, que fueron mitigadas por la subida de las partidas sociales. Sin embargo, ahora empieza una segunda fase negociadora con los aliados de legislatura —ERC, PNV, EH Bildu, PdeCAT y Más País—, algunos de ellos con un marcado carácter antimilitarista, para aprobar las cuentas públicas.

La realidad es que varios aspectos condicionan la presencia española en este escudo antimisiles, detallan las fuentes ministeriales consultadas. Sobre todo razones geográficas, al tratarse de un sistema orientado a prevenir cualquier ataque de misiles rusos en el flanco norte de Europa.

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