Diario de León

El Gobierno niega el desfase de sus cuentas y las blande como el «antídoto» contra Vox

PP, Cs y Vox coinciden en que los Presupuestos nacen «muertos» al basarse en cifras de crecimiento corregidas por organismos

Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz ayer en el Congreso, en el debate de las enmiendas a los Presupuestos. JUAN CARLOS HIDALGO

Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz ayer en el Congreso, en el debate de las enmiendas a los Presupuestos. JUAN CARLOS HIDALGO

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El Gobierno volverá a salvar hoy en el Congreso con una holgada mayoría, como el año pasado, el debate de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado y podrá seguir adelante con su tramitación.

Las siete enmiendas de devolución registradas por el PP, Vox, Cs, Junts, la CUP, Foro Asturias y Coalición Canaria, que comenzaron a debatirse ayer en la Cámara baja, serán rechazas con la ayuda de los socios habituales del PSOE y Unidas Podemos. Y esa certidumbre permitió a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, despachar con un discurso muy político los augurios de los partidos de la derecha sobre la efectividad de unas Cuentas que, según el popular Pablo Casado, nacen «muertas».

Cinco días después de que el Instituto Nacional de Estadística volviera a echar, en línea con otras instituciones como el Banco de España, la Airef o el FMI, un jarro de agua fría sobre las previsiones de crecimiento de la economía española elaboradas por el Ejecutivo, Montero argumentó que sus números son «creíbles» y blandió frente al líder del PP los datos de recaudación, que, según esgrimió, aumentó en el mes de octubre un 14%. «Yo estoy hablando de realidades, de la caja. No son imaginaciones ni ensoñaciones. A pesar de que el PIB pueda ser al final de año algo menor del previsto, la recaudación —insistió— no va a ser menor y las Cuentas cuadran».

La ministra adujo que según la mayoría de los analistas algunos de los problemas que ahora están lastrando la economía, como los «cuellos de botella» en las cadenas de suministros o el precio de la energía, son «coyunturales».

El PP, Vox y Ciudadanos coincidieron, sin embargo, en advertir de que los Presupuestos están ya «desfasados» y comprometerán la estabilidad con más deuda y más déficit.

La ministra, en todo caso, se preocupó más de construir un relato sobre los efectos terapéuticos de su plan sobre la democracia española que de hablar de cifras. Tanto que llegó a asegurar que los Presupuestos de 2022, los más expansivos de la historia reciente gracias a los fondos europeos, serán un «antídoto» contra los populismos que proponen «soluciones sencillas frente a problemas complejos», una clara referencia a Vox.

«Son los Estados fuertes los que permiten preservar la seguridad en la convivencia democrática. Por eso queremos revitalizar ese Estado del bienestar que, a pesar de encontrarse debilitado por años de recortes -argumentó- nos ha protegido en la peor crisis que nos ha tocado vivir en las últimas décadas».

El miedo a la llegada del partido de Santiago Abascal al poder se ha convertido en el mejor elemento al alcance del Ejecutivo para llamar a rebato a sus socios. Hasta ahora le ha funcionado, pese a las amenazas de fuerzas como ERC o el PNV, que llegaron a amenazar la semana pasada con tumbar las Cuentas en su primer trámite parlamentario. «Sé —les concedió hoy, en todo caso, la ministra— que la confianza nos la tenemos que ganar día y a día».

Montero, que dedicó una hora a rebatir una intervención inicial de Casado de 30 minutos, acusó a los populares de dejarse arrastrar por la ultraderecha y «regodearse en la ruina y el caos» en lugar de ofrecer una crítica constructiva.

El presidente del PP le había recriminado que no plantee reformas «estructurales» y se dedique a «dilapidar» el dinero en «comprar los votos» de sus socios. «Hay una alternativa para hacer las cosas bien, la del partido que una vez más —presumió— tendrá que rescatar a España de la crisis que deja el PSOE».

También el PP, Vox y Ciudadanos coincidieron en acusar al Gobierno de «blanquear» a EH-Bildu y pactar con enemigos del Estado como ERC o cambiar votos por presos. «No va a ser la primera vez, ya cambiaron votos por presos golpistas y ahora serán etarras», dijo Inés Arrimadas.

La ministra negó la mayor y en las más de siete horas que duró el debate recibió el capote de Junts para negar contrapartidas ajenas al Presupuesto a las fuerzas independentistas. «Mientras siga contando con el apoyo, a cambio de nada, de algunos partidos —dijo Míriam Nogueras en una censura a Esquerra— jamás este Gobierno se va a sentara negociar nada serio con Cataluña».

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