Diario de León

Iglesias elude toda responsabilidad por la debacle electoral en Galicia y País Vasco

La dirección de Podemos achaca los malos resultados a las permanentes peleas internas

Pablo Iglesias durante una sesión de control en el Senado. FERNANDO VILLAR

Pablo Iglesias durante una sesión de control en el Senado. FERNANDO VILLAR

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La dirección nacional de Podemos, con su secretario general y vicepresidente segundo del Gobierno al frente, echa balones fuera en lo que respecta a la debacle electoral del pasado domingo en Galicia y País Vasco. Y eso que la jornada fue, según las propias palabras de Pablo Iglesias, «una derrota sin paliativos».

Pero este reconocido varapalo, a tenor de lo debatido este viernes por la ejecutiva del partido morado, no es responsabilidad, ni mucho menos, de su líder, quien se aplicó a fondo en las campañas de ambas comunidades autónomas. La culpa es, ha zanjado la cúpula de Podemos, de las peleas internas vividas de forma continua desde el nacimiento de la formación en 2014, que, sin duda, han sido un lastre tanto a nivel nacional como regional en cuanto votos.

Según fuentes de Podemos, en el cónclave de este viernes «se debatió sobre la debilidad organizativa en los territorios» una circunstancia que se debería a «las peleas internas de la etapa anterior».

Sea cual fuese la causa, no ha sido un tema menor en Galicia y País Vasco. Unidas Podemos ha pasado de ser la segunda fuerza en el Parlamento de Santiago -contaba con 14 representantes- a quedarse sin representación, o lo que es lo mismo, a convertirse en una fuerza extraparlamentaria sin poder de decisión alguno. Uno de los motivos es, sin duda, la ruptura con el movimiento de las Mareas, que igualmente se ha quedado sin diputados tras concurrir en solitario. En el País Vasco, Podemos ganó las generales de junio de 2016, por delante del PNV. No obstante, el pasado domingo cayó de 11 a 6 escaños en el Parlamento de Vitoria. La organización vasca de la formación ha contado hasta con cuatro líderes diferentes en seis años.

Podemos mantiene su confianza en que hay tiempo de dar la vuelta a su constante caída en las urnas. La dirección nacional fía su futuro a la acción del Gobierno de coalición con los socialistas. Casi cuatro años por delante, según pretenden Pedro Sánchez e Iglesias, para poner en práctica una política de izquierdas como nunca se ha visto en democracia, mantienen. El gran problema es que, apenas dos meses después de la investidura, PSOE y Unidas Podemos han debido enfrentarse a una crisis sanitaria y económica sin precedentes en España: el coronavirus.

Aún así, Iglesias y los suyos sacan pecho por varias propuestas aprobadas por el Consejo de Ministros en este tiempo, como el incremento del Salario Mínimo Interprofesional, la puesta en marcha de los ERTE para paliar la brutal caída del empleo -una medida especialmente reconocida tanto por la patronal como por los sindicatos- o la aprobación del ingreso mínimo vital.

El futuro La conclusión a la que ha llegado la dirección de Podemos es la necesidad de «poner en marcha cuanto antes» lo aprobado en la última Asamblea Ciudadana -máximo órgano participativo del partido- para «poner el partido en dirección al próximo ciclo electoral». «Estamos a tiempo de recuperarnos sobre los resultados actuales», se añade. En esta última Asamblea Ciudadana, Iglesias obtuvo el respaldo del 97% de la militancia. Es precisamente en el apoyo de las bases, a lo que se suma la entrada en el Gobierno, en lo que el líder de Podemos se escuda para evitar asumir responsabilidades en batacazos como el gallego y el vasco.

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