Diario de León

Mas ordena a sus consejeros rehacer el diálogo con el Gobierno de Rajoy

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, en una imagen de archivo.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, en una imagen de archivo.

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c. reino | (colpisa) madrid

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El Gobierno catalán celebró el sábado pasado una reunión extraordinaria y secreta, en la que el presidente, Artur Mas, reclamó a sus consejeros que intenten rehacer todas las vías de diálogo posibles con el Ejecutivo de Mariano Rajoy, ahora bastante maltrechas. La delicada situación financiera de la Generalitat, ahogada por la deuda y dependiente del grifo de Hacienda para poder llegar a fin de mes, ha obligado a Mas a tratar de rebajar la tensión entre ambas administraciones. Una relación que no pasa por su mejores momentos, en parte por el desafío soberanista lanzado por el gobernante nacionalista y la respuesta firme que ha recibido desde Madrid; y en parte también por el tira y afloja que libran Ejecutivo central y autonómico en torno al contexto económico y la negociación de los objetivos de déficit para las comunidades autónomas.

La penuria económica de Cataluña es una «emergencia nacional» para la Generalitat, que en los próximos meses lanzará una ofensiva política y legislativa para luchar contra la crisis e intentar buscar un cambio en la percepción que tiene la ciudadanía de que la comunidad está en un callejón sin salida económico.

Así, la consigna que recibieron los consejeros en la reunión es dialogar con el Gobierno central en todo lo que sea necesario, cada uno en su ramo, pero siempre con dos líneas rojas que el Gobierno catalán no traspasará. Por un lado, Mas no renunciará a ejercer el derecho a decidir y celebrar la consiguiente consulta soberanista; y por otro, no está dispuesto a poner en riesgo los servicios del estado de bienestar, según señaló este domingo la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega.

El Gobierno catalán, por tanto, se resistirá a diseñar unos presupuestos con un objetivo de déficit del 0,7% del PIB, que implican un severo recorte de 4.500 millones, una cifra que es la suma de los drásticos ajustes aplicados en los dos últimos años. Esquerra Republicana, el socio de CiU, ya ha dicho que no avalará unas cuentas que incluyan un tijeretazo semejante, una negativa que pone en peligro el futuro del propio Ejecutivo catalán.

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