Diario de León

Mata a su padre, a su madre y al hermano porque le quitaron el wifi para castigarlo

El menor disparó siete veces con su escopeta de caza a su familia y se quedó junto a los cadáveres durante tres días

Vivienda de Algoda en la que ocurrieron los hechos. MANUEL LORENZO

Vivienda de Algoda en la que ocurrieron los hechos. MANUEL LORENZO

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Fue al chalé de su hermana tras tres días sin saber de ella y se topó con su sobrino de 15 años extrañamente solo en la casa. Cuando le preguntó qué sucedía, su respuesta le dejó helada: «He discutido con mis padres por las notas. He matado al papa, a la mama y a mi hermano con la escopeta». Según las investigaciones, realizó siete disparos para acabar con la vida de su familia.

Así se descubrió ayer la tragedia que dejó consternado al municipio alicantino de Elche, un triple crimen perpetrado en una vivienda de la pedanía ilicitana de Algoda y situada en el Cami del Barranc.

Tres son las víctimas: un hombre de 50 años, una mujer de 52 y su hijo de 10 años. Todos son de nacionalidad española La reacción inmediata de la tía del menor fue telefonear al 092.

Los detalles del terrible triple crimen desprenden una enorme frialdad y brutalidad en el presunto autor. Un castigo por las malas notas del instituto se perfila como el detonante del crimen. En su confesión de los hechos, el menor detalló a los agentes que había discutido dos veces con su progenitora por los malos resultados en la evaluación, la última de ellas a media tarde del martes 8 de febrero.

La madre había decidido retirarle la videoconsola como reprimenda por las malas notas. Al parecer, también le cortó el acceso al wifi en su teléfono móvil. Y la violencia se desató tras el castigo.

El presunto autor se hizo con una escopeta de caza, al parecer propiedad de su progenitor, y realizó dos disparos a bocajarro que acabaron con la vida de su madre. Murió al instante. Su hermano, de sólo 10 años, acudió corriendo a la habitación en la que se produjo la discusión al escuchar las detonaciones. Fue el siguiente. El padre llegó dos horas después cuando volvió de trabajar. Corrió la misma suerte.

Luego el menor trasladó los cadáveres a un garaje y los dejó apilados, después de echar el cerrojo. Así estuvo tres días. Sin inmutarse.

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