Vox se lo complica a Casado y avisa al PP que exigirá gobernar en coalición en las próximas elecciones
Vox quiere gobernar. El partido de extrema derecha cambia de estrategia y advirtió ayer al PP de que si quiere contar con su apoyo tras las próximas elecciones, sean municipales, autonómicas o generales, deberá abrir las puertas de los gobiernos allí donde ambas fuerzas sumen.
«El gobierno será con Vox o no será», sentenció Macarena Olona, secretaria general del grupo parlamentario en el Congreso.
Tras su irrupción en el escenario político con una fuerza inesperada en las elecciones andaluzas de 2018, el partido de Santiago Abascal no se ha planteado formar parte de gobiernos de coalición con el PP. «No nos interesa», decía hasta ahora el líder de Vox, un partido fundado en 2013 y carente en sus primeros años de cuadros y técnicos cualificados para entrar en la administración. Ahora, afirman fuentes del partido, «hemos evolucionado» y se sienten capacitados para gobernar.
Olona avisó ayer de que «nadie pretenda que nosotros pongamos nuestro voto a disposición para que se conforme un gobierno en solitario». Es el momento, prosiguió en una entrevista en TVE, «de pensar en las siguientes generaciones».
En Vox apuntan que más que un cambio de estrategia, es «una evolución» que ha sido fruto de «una reflexión sosegada» y de la convicción de que el partido ya cuenta con dirigentes «maduros» para dar ese paso cualitativo.
Las palabras de la secretaria general del grupo parlamentario de Vox implican un cambio en el tablero, sobre todo para el PP. El partido que lidera Pablo Casado se ha apoyado en la formación ultraderechista para acceder al Gobierno de Andalucía o al Ayuntamiento de Madrid, pero han sido apoyos externos y sin compromisos para que formasen parte de los gobiernos.
El PP, tras las pasadas elecciones autonómicas y municipales, tuvo como socio preferente a Ciudadanos. Esa situación ha cambiado con el desplome de los liberales, un retroceso que parece improbable que se vaya a revertir porque las expectativas del partido de Inés Arrimadas son muy oscuras. El único aliado posible de los populares está ahora a su derecha, aunque las relaciones entre ambas fuerzas políticas pasan por un momento delicado.
Casado aspira a mantener el esquema de los apoyos externos de Vox, pero sus planes corren serio peligro si Abascal se enroca en las coaliciones.
Todos los sondeos electorales apuntan a que el hoy líder de la oposición necesitará el respaldo de la extrema derecha para llegar a la Moncloa. Un apoyo que Vox subordina a tener cabida en el Consejo de Ministros.
Sería la primera vez desde la restauración de la democracia que la derecha radical accede al Gobierno, y uno de los escasos casos europeos en que forma parte del Ejecutivo. En Francia o Alemania las fuerzas políticas han establecido un cordón sanitario a la extrema derecha, si bien en otros países, como Austria, Italia o Países Bajos, forman o han formado parte del Ejecutivo.