Autores leoneses que pasan a ser de dominio público

L a muerte les da una segunda oportunidad. Las obras de Juan de la Cierva, Serafín Álvarez Quintero, los leoneses Diego Alonso Nistal, Gilberto Blanco Álvarez y Manuel García Prieto, junto a la de otros 169 autores, pasarán a dominio público en la Biblioteca Nacional de España (BNE) a partir del martes. Con el nuevo año serán accesibles desde la Biblioteca Digital Hispánica las obras de los fallecidos en 1938. Definitivamente, aquel no fue un buen año para morir. En cambio, 1936 fue una bomba desde el punto de vista literario, porque fallecían Federico García Lorca, Valle-Inclán y Unamuno, cuyas obras son de dominio público desde hace dos años.

En España, la ley fija 80 años desde la muerte de un autor para su paso al dominio público — en el caso de autores fallecidos antes del 7 de diciembre de 1987—.

Así, el año pasado salía a la luz un nuevo miembro de la saga Panero. La única obra publicada por Juan, hermano mayor de Leopoldo, quedaba libre de derechos. El Panero ‘desconocido’ fue amigo de Neruda y de los poetas de la Generación del 27. Un fatal accidente, en la curva de Villadangos, mientras servía como alférez en el bando sublevado, acabó con la vida de Juan Panero en 1937, a la temprana edad de 29 años. La primavera anterior había publicado su único poemario, Cantos del ofrecimiento , editado en el sello Héroe, propiedad del poeta Manuel Altolaguirre.

Los tres autores leoneses cuyas obras pasarán en unos días a ser de dominio público son más interesantes por su biografía que por su legado literario. Dos de ellos, Diego Alonso Nistal y Gilberto Blanco, fueron hombres de iglesia, mientras que el abogado García Prieto militó en el Partido Liberal y llegó a ser ministro de la Gobernación y de Justicia.

Diego Alonso Nistal nació en 1871 en Carucedo. A los 26 años recibió el hábito capuchino y en 1910 fue destinado a Maracaibo, donde era Superior cuando fue enviado a explorar la Guayana para fundar una misión. En 1923 fue investido obispo de Doriela. Hizo a pie viajes por la altiplanicie del Caroní y la selva. Fundó misiones en Araguaimujo, Barima y Amacuro, en el bajo Orinoco; y de Santa Elena y Luepa, en la Gran Sabana.

El abogado Manuel García Prieto (Astorga, 1859 - San Sebastián, 1938) ingresó en la política en 1888, cuando consiguió un acta de diputado por su ciudad natal. Su relevancia pública fue creciendo hasta ser nombrado subsecretario de Ultramar. A la muerte de Sagasta, la jefatura del Partido Liberal recayó en Montero Ríos. Cuando en 1905 este último formó gobierno, García Prieto ocupó el ministerio de la Gobernación, cargo que abandonó en diciembre del mismo año para hacerse cargo de la cartera de Justicia.

El agustino Gilberto Blanco Álvarez no vio publicado su Cancionero de la Consolación y otras poesías , que vería la luz sesenta años después de su muerte gracias al Luis Estrada. José Luis Puerto en su Ensayo sobre la obra poética del padre Gilberto Blanco , afirma que el agustino, contemporáneo de la Generación del 98 y de los poetas modernistas, estuvo muy alejado de ellos. Y es que, por su temática y estilo, Blanco Álvarez está más cercano a la poesía realista del XIX.

Además de los tres leoneses, pasan a dominio público las obras de Juan de la Cierva y Peñafiel (1864), abogado y político de la Restauración; Joan Costa i Deu periodista (1883) que se exilió en Génova y escribió, con pseudónimo, sobre la persecución religiosa en Cataluña; Gabriel Galán y Ruiz (1869), astrónomo y profesor; Rafael García Ormaechea (1876), jurista traductor de Marx; Faustino D. Gazulla (1879), mercedario e historiador aragonés; Rodolfo Gil (1872), político, profesor y periodista; y Andrés Giménez Soler ( 1869), arabista y archivero de la corona de Aragón, entre otros.