Bella y extraña filosofía poética

E l título, Así es, hace pensar en la primera parte de la clásica expresión o aforismo de Luigi Pirandello, «Así es si así os parece», pero la relación temática no existe. Así es, corresponde al título de la obra del intelectual Luis García Trapiello, experto en múltiples saberes. En este caso, saberes que dan forma a una cosmovisión compleja del ser humano y, sobre todo, sus atribuciones religiosas. Leída la obra, sorprenden dos aspectos: su extensión para un libro de poesía y en verso libre. En el texto, el poema «Doce versos» sintetiza y recoge buena parte de las ideas: «Uno se envenena con las palabras, / son ellas las que tejen los discursos / con los que se enreda el alma, memoria /en la que se guardan para ser usados / en diálogos que con nosotros mismos, / callados, tenemos en noche oscura.» Pero lo inesperado en la obra es la mezcla de un mundo literario doble: el sentido filosófico y el valor material de las plantas, de los colores, de lo concreto… de la vida, al fin. Si el mundo filosófico está poblado de conceptos humanos, las flores como símbolo abundan por doquier. No falta la postura de rebeldía religiosa, recogida en formas como «Oración indignada», con un final muy duro: «¡Malditos! Os odio porque me habéis hecho odiar. Amén» O el poema «Nieve que en infancia fue».

Estas diametrías humanas y religiosas, cara y cruz de la existencia, pueden tener su significado aproximado en el largo poema «De un viejo tronco», imagen alegórica de lo que es el proceso de la humanidad, simbolizado en la vida y en el quehacer del padre y sus actividades diarias, terminando en dos versos, alusivos al significado de la vida:»Hoy beso sus labios de madera vieja y seca. / En él queda mi llanto». Y recuerda el alma por los momentos de la dureza humana: «He sido conducido hasta un profundo pozo, / en él estoy desnudo, / en lo más hondo inerme, / allí donde la luz se confunde con el agua».