Diario de León

EXPLOSIÓN DE ARTE DIGITAL

CRIPTOFORMATOS. Los NTF, traducidos como ‘vales digitales’, son piezas virtuales sin materiales por las que se pagan cifras millonarias. Se identifican con un archivo digital inviolable con la tecnología de las criptomonedas que garantizan su autenticidad

Una vista del trabajo digital del artista Mike Winkelmann, más conocido como Beeple, titulado ‘Human One’. fUSTIN LANE

Una vista del trabajo digital del artista Mike Winkelmann, más conocido como Beeple, titulado ‘Human One’. fUSTIN LANE

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En el mercado del arte se ha colado un critptoinvitado conocido por sus siglas en inglés: NFT, non fungible tokens. Traducible como ‘vales digitales’, están cambiando las reglas de juego y haciéndose cada vez más presentes. Son piezas virtuales, sin la materialidad de una pintura o una escultura, por las que se pagan cifras de escalofrío. Se identifican mediante un archivo digital inviolable, un enlace que genera un contrato digital blindado con la tecnología blockchain de las criptomonedas, que garantiza a su comprador la autenticidad y la propiedad de una obra digital.

Solo en lo que va de 2021 las ventas de NFT han generado más de 3.000 millones de euros, y los gigantes de las subastas como Sotheby’s y Christie’s han entrado en el juego. Es el formato que necesitaba arte digital y sus etéreos soportes —vídeos, programas y líneas de código— para competir con el arte físico.

Si el bitcoin fue la respuesta digital a las divisas, los NFT hacen lo propio con el valioso arte tangible. Son un activo digital «inimitable» que se puede comprar y vender como cualquier otro. Operan como certificados de propiedad de activos virtuales con identificadores electrónicos que certifican la autenticidad de una obra única. Como las criptomonedas, el registro de quién posee el NFT está en un libro de contabilidad compartido y albergado en miles de computadoras por todo el mundo. Al igual que el blockchain es imposible de falsificar. Los NFT también pueden contener ‘contratos inteligentes’ que aporten al artista beneficios ante futuras ventas del token. Desde 2019 los NFT han cambiado el mercado del arte digital, que ha crecido un 280%, según la consultora especializada Hiscox. Destaca además cómo ha cambiado la manera de comprar, de modo que el 46% de las ventas de arte online se ha realizado en 2021 mediante teléfonos móviles y tabletas. Las firmas de referencia en el sector se han adaptado a estos canales y Christie’s retransmitió por Instagram una subasta seguida por un millón de personas.

Las redes son, además, un nuevo espacio de promoción y venta de arte cada vez más habitual en Instagram, Facebook, YouTube y Twitter. Pero hay plataformas especializadas como Nifty Gateway, MakersPlace, OpenSea y galerías virtuales como Decentraland o Cryptovoxels.

El hito más señalado de este emergente mercado se estableció en marzo pasado con el récord de Beeple, seudónimo de Mike Winkelmann, artista digital y diseñador gráfico estadounidense de 40 años que en la primera subasta de NFT organizada por Christie’s colocó su macrocollage ‘Everydays: los primeros 5.000 días’ por casi 60 millones de euros. Se forma con 5.000 piezas —muchas de ellas vídeos o ‘gifs’ en movimiento— y Beeple se convirtió con su venta en el tercer artista vivo más cotizado del mundo, por detrás de David Hockney y Damien Hirst. El fundador de Twitter, Jack Dorsey, vendió su primer tuit en la red por 2,5 millones de euros.

Criptocoleccionistas

En septiembre Sotheby’s marcó otro jalón al vender por casi 21 millones de euros la serie ‘Bored Ape Yacht Club’, un ‘lote’ de 101 ‘monos aburridos’, con gafas de sol y estrafalarios sombreros en infinitas variaciones. El estudio Yuga Labs generó 10.000 ‘digitomonos’ y al adquirir uno se compra tanto el primate como la entrada a un selecto club que da acceso al propietario del NFT a contenidos y eventos virtuales.

Los criptocoleccionistas también flipan con la serie Cryptopunks, 10.000 avatares NFT de ocho bits y estilo retropunk generados por ordenador en el estudio Larva Labs hace tres años.

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