Diario de León

Beirut se levanta contra sus políticos

Decenas de personas aprovechan la visita de Macron para proferir gritos por la devastación

Equipos de rescate en una de las zonas devastadas por la explosión en Beirut. NABIL MOUNZER

Equipos de rescate en una de las zonas devastadas por la explosión en Beirut. NABIL MOUNZER

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Decenas de personas profirieron ayer gritos contra la clase dirigente libanesa durante una visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a una zona de Beirut afectada por la deflagración ocurrida el martes en el puerto de la ciudad y que ha causado 137 muertos y más de 5.000 heridos.

Una multitud arremolinada alrededor de Macron gritó consignas en francés pidiendo la salida de todos los políticos libaneses y calificando de «terrorista» al presidente libanés, Michel Aoun, quien recibió a su homólogo en el aeropuerto de la capital libanesa y le acompañó durante una visita al puerto.

«Estoy aquí y propondré un nuevo pacto político esta tarde y volveré el 1 de septiembre para hacerle un seguimiento», respondió Macron ante las protestas espontáneas en las inmediaciones de donde se encontraba inspeccionando los daños causados por la deflagración.

Emmanuel Macron realizó una vista al Líbano dos días después de la explosión que causó 137 muertos y miles de heridos en Beirut en la que anunció la ayuda de su país y una conferencia para apoyar a la nación y exigió reformas a los dirigentes libaneses.

En una visita anunciada en la víspera, Macron llegó a Beirut para recorrer junto a su homólogo Michel Aoun el lugar en que se originó la devastadora explosión, cuya onda expansiva alcanzó varios barrios de los alrededores causando pérdidas materiales de entre 3.000 o 5.000 millones de dólares, según estimaciones de las autoridades locales. Posteriormente, acudió al céntrico barrio de Gemayzeh donde pudo constatar la devastación de esta zona otrora popular por sus locales y comercios, así como la rabia de los residentes.

Decenas de personas arremolinadas alrededor de Macron, que incluso se dejó abrazar por una mujer libanesa que se lanzó a sus brazos, gritaron consignas en francés pidiendo la marcha de los dirigentes libaneses y calificando de «terrorista» a Aoun.

La indignación ciudadana no ha hecho más que crecer después de que se conociera que la explosión se debió a la deflagración de cerca de 3.000 toneladas de nitrato de amonio, que habían permanecido almacenadas en el puerto desde 2014 sin las debidas precauciones y por circunstancias aún sin aclarar.

El presidente francés también se reunió con el primer ministro Hasan Diab y el jefe del Parlamento Nabih Berri y a todos les pidió que tomen «iniciativas políticas firmes para luchar contra la corrupción, para imponer transparencia, para llevar a cabo las reformas» que fueron sugeridas en la gran conferencia de donantes en París (CEDRE), celebrada en 2018.

Esas reformas incluyen la lucha contra la corrupción y la opacidad del sistema bancario, la mejora del sector energético para garantizar el suministro de luz y la adopción de un programa del Fondo Monetario Internacional (FMI), que el Líbano está negociando con el organismo desde mayo.

El presidente también anunció una conferencia de donantes para apoyar al Líbano en los próximos días asegurando que el dinero será «para la gente», las oeneges sobre el terreno y los grupos necesitados en el país.

El Comité Internacional de la Cruz Roja alertó de que «el Líbano seguirá sintiendo durante largo tiempo los efectos de la explosión, ya que, además de las pérdidas de vidas humanas y los heridos, se ha quedado mucha gente sin hogar y sin su modo de vida».

El ya endeble sistema sanitario libanés, golpeado por el coronavirus y una crisis económica de gran magnitud en el país, se ha visto desbordado por los miles de heridos de la explosión y muchos países árabes y vecinos han enviado ayuda humanitaria, suministros médicos e incluso hospitales de campo. También están llegando a Beirut equipos de rescate desde otros países, incluida España, porque aún hay muchos desaparecidos bajo los escombros.

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