Diario de León

El caos en el aeropuerto de Kabul complica la evacuación española

El Gobierno envía dos A400 con el objetivo de rescatar a 25 trabajadores de la embajada, a 400 colaboradores afganos y a sus familiares cercanos Cientos de afganos intentan huir incluso aferrándose al tren de aterrizaje

Decenas de ciudadanos afganos intentan abordar ayer un avión listo para despegar en el aeropuerto de Kabul. VÍDEO TWITTER

Decenas de ciudadanos afganos intentan abordar ayer un avión listo para despegar en el aeropuerto de Kabul. VÍDEO TWITTER

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Ni siquiera los servicios de inteligencia estadounidense habían previsto que el ejército talibán se hiciera con el control de Kabul tan rápido. El Ministerio de Asuntos Exteriores había fiado el plan de evacuación de su delegación diplomática en Afganistán a estos informes, que resultaron ser demasiado optimistas (daban un plazo de 30 a 90 días para el colapso del país). Además, el caos producido por el pánico a las represalias inutilizó ayer varias pistas del aeropuerto internacional de la capital, plagado de cientos de personas que intentaban huir incluso aferrándose al tren de aterrizaje de algunos aviones. La situación se volvió tan desesperada que varios países occidentales, entre ellos España, aceleraron el operativo de rescate.

El Gobierno envió dos aviones A400 del Ejército desde la base militar de Zaragoza con destino a Dubai. Era la primera fase del plan, el país árabe serviría como base de operaciones para dar el salto a Kabul cuando recibieran luz verde de las autoridades estadounidenses, responsables de la seguridad del aeropuerto. Desde Exteriores aseguraron que esto se produciría a lo largo de la madrugada, aunque por motivos de seguridad ocultaron el resto de detalles. En sus instalaciones aguardaban desde el domingo, preparados para el embarque, el personal diplomático y de la seguridad que los acompaña (una docena de agentes GEO de la Policía Nacional). En total 25 personas que fueron trasladadas «de urgencia» hace dos días desde la Embajada en helicóptero al aeropuerto y horas después, ante el avance talibán, se les reubicó en una «zona de seguridad». También se fueron acercando al recinto, a duras penas debido al colapso del tráfico, varios de los ciudadanos afganos que habían servido como traductores o colaboradores del Ejército español durante su misión en Afganistán (entre 2002 y mayo de 2021).

«Nos van a degollar»

Muchos de ellos acudieron con sus familias como es el caso de Fawat, traductor para las tropas durante 15 años y que esperaba oculto en una casa a 500 metros del aeropuerto junto a su mujer y tres hijas.

«Tenemos miedo por haber estado trabajando codo con codo con el Ejército español. Me consideran un traidor, si me atrapan me degollarán. Nuestra vida está en peligro», declaraba ayer a La Sexta.

El Gobierno se había comprometido a no dejarlos a merced de los talibanes y calculaba evacuar a un contingente de entre 500 y 600 personas, pero las trabas burocráticas, como la identificación caso por caso, complicaron que muchos de ellos pudieran reaccionar a tiempo. «El objetivo es que retornen todos ellos», prometió por la mañana el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Por su parte, el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, mantuvo por la tarde contactos telefónicos con el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, y con el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell.

En ambos casos, coincidieron en su «preocupación» por la grave situación humanitaria que vive la población civil afgana, con especial hincapié en el caso de las mujeres y las niñas.

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