Diario de León

El frío deja sin calefacción al mayor estado petrolero y lanza la tormenta contra las eólicas

Los texanos tienen que derretir la nieve y hervir el agua para subsistir mientras la ola de frío ártico deja 24 muertos

Un hombre camina por las calles heladas de Nueva York. JUSTIN LANE

Un hombre camina por las calles heladas de Nueva York. JUSTIN LANE

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Texas y Mississippi saben de huracanes, Oklahoma y Arkansas de tornados, pero ninguno de esos ni de los otros territorios sureños afectados por una ola de frío ártico, que ha dejado ya 24 muertos en Estados Unidos y congelado un tercio del país, estaba preparado para el manto de nieve y las temperaturas glaciales. En contraste, Nueva York y Washington la recibieron este jueves como una inclemencia más.

El lunes pasado, después de un fin de semana con sólo dos precedentes en los anales del Estado texano, el sistema eléctrico comenzó a colapsar, provocando una serie de apagones en cadena que, para el miércoles, había dejado ya a tres millones de ciudadanos sin luz en ese territorio, ni tampoco gas para calentarse. El jueves la cosa era aún peor: «En este punto el agua solo debe usarse para mantener la vida», anunció un comunicado del Ayuntamiento de Kyle, al sur de Austin. «Estamos a punto de quedarnos sin ninguna», advertía.

Las tuberías congeladas se rompían a más velocidad de lo que nadie acertaba a repararlas, por lo que el gobernador Gregg Abot tuvo que pedir auxilio a los fontaneros de otros Estados. Las depuradoras habían dejado de filtrar ante la falta de electricidad y las bombas no se movían. El agua dejó de ser potable para siete millones de personas y las autoridades conminaron a los ciudadanos a hervirla, hacer sus necesidades en el campo para evitar el uso de retretes y a derretir la nieve. Hasta eso tenía instrucciones, porque si se limitaban a ponerla en un cazo al fuego consumirían una ingente cantidad del preciado gas natural que tanto escasea estos días en el mayor productor petrolífero del mundo.

«La culpa», aseguró el gobernador en Fox News, «es de la energía eólica». Una prueba más de que el denominado ‘Green New Deal’ que propone la izquierda para combatir el cambio climático sería «un desastre». Según él, las turbinas se congelaron y arrastraron consigo —no se sabe cómo-—al resto del sector eléctrico.

Pero la acusación no aguanta el menor escrutinio, porque la energía eólica en Texas solo supone el 7%. El problema data de más atrás, de los tiempos de Roosevelt, cuando Texas se independizó en rebelión por las regulaciones del Gobierno federal y se convirtió en el único Estado de la Unión que no se conecta con la red eléctrica de ningún otro. Es más, después de dos apagones similares en 1988 y 2011, un informe del Ejecutivo federal advirtió a la compañía eléctrica Ercot que tenía que proteger su red de los elementos para que no sucumbiera al frío. Algo que el Gobierno tejano convirtió en «recomendación» y Ercot en papel mojado.

Como consecuencia, 1.4 millones de tejanos se despertaron el miércoles ateridos de frío, sin un mal calentador que encender. Las colas en la nieve para comprar bombonas de gas se prolongaban durante kilómetros, mientras otros hacían fogatas en la puerta de casa y abrían sacos de dormir dentro de la cama. Las antenas celulares dejaron mudos los móviles, y los hospitales operaban con generadores. Grandes productores como General Motors y Toyota tuvieron que cerrar las fábricas y compañías como Amazon o Walmart dejaron de repartir.

En medio de tanta frustración saltó a las redes la foto del senador Ted Cruz, abnegado «padre de familia y luchador de la libertad», dice su perfil, sentado con sus hijas en un vuelo a Cancún, donde la temperatura es de 27 grados. La indignación fue generalizada. El senador que representa en Washington «al gran Estado de Texas» se había marchado con su familia y seguía tuiteando desde el Caribe sus mejores recomendaciones para sobrevivir a la ola de frío, como dónde encontrar el albergue más cercano. Su defensa era que «mis hijas me lo pidieron, quería ser un buen padre», se disculpó en un comunicado. Sus constituyentes le oyeron. «Yo también quiero ser un buen padre, así que la próxima vez votaré por otro», replicó Mike Hixenbaug, que había tenido que llevar a su hijo a un hospital en noche de apagón.

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