Diario de León

Los giros de Pablo Casado en la crisis afgana desconciertan al PP

Sánchez no entiende las críticas y el Gobierno se ratifica en que carece de estrategia y que su única política es criticar todo lo que parte de la Moncloa

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Pedro Sánchez prefirió quedarse en la Moncloa en lugar de acudir al Congreso, como exige la oposición, para hacer el balance de la operación de evacuación en Afganistán. De esa manera se ahorró los previsibles reproches del líder del PP, unas críticas que dijo no entender porque es una evidencia que la actuación de España «ha sido calificada como un éxito por parte de la comunidad internacional, los aliados, la Unión Europea y la OTAN».

El presidente del Gobierno no quiso ahondar hoy en la brecha abierta en sus siempre difíciles relaciones con Pablo Casado. Optó por no darse por aludido ante sus diatribas, aunque apuntó que se le hacía «muy difícil comprender cómo se critica» la decisión de organizar en la base de Torrejón un centro de acogida y redistribución de los refugiados afganos. «Un operativo —resaltó— celebrado en toda Europa».

Sánchez se esforzó por deslindar la acción del Gobierno de la actuación de militares y diplomáticos en Kabul. «Un éxito colectivo de país» al que Casado, a su entender, debería haberse sumado. «España lo ha hecho bien» y el Gobierno ha actuado «con rapidez» desde el primer momento, dijo para desquitarse del reproche del líder del PP de que ha actuado «tarde y mal» Dejó sin responder, sin embargo, la gran pregunta que planea sobre la vertiente doméstica de la crisis afgana, por qué no citó en la Moncloa o telefoneó a Casado para escenificar un frente común. Dejó entrever que no considera necesario que el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición, al menos mientras éste sea Casado y él el presidente, vayan de la mano en nada, aunque surja una crisis internacional de este calado.

«La comunicación —zanjó— se ha producido al nivel que se debía producir».

Se refería a los contactos mantenidos por los ministros de Presidencia y Asuntos Exteriores con los portavoces de todos los grupos parlamentarios.

La incomunicación entre Sánchez y Casado es motivo de debate entre los socialistas ya que son muchos los dirigentes del partido que creen que el presidente debería tener comunicación más fluida con el jefe de la oposición. Sobre todo ante asuntos de Estado como la evacuación de Afganistán, una misión militar desarrollada además bajo gobiernos socialistas y populares. Pero la mutua animadversión supera a las razones e impide la menor aproximación. La impresión que reina en la Moncloa es que el presidente del PP es prisionero de una estrategia de oposición errática basada en criticar todo lo que hace el Gobierno. Cuando la portavoz gubernamental, Isabel Rodríguez, celebró el pasado martes que Casado hubiera «recuperado el sentido de Estado» con Afganistán, en el entorno del presidente estaban convencidos de que el apoyo sería flor de un día.

Cambios de opinión Los hechos corroboraron ese pronóstico porque Casado se despachó este jueves con un duro discurso contra la gestión de Sánchez. «La operación se ha hecho sin pasar por el Congreso y por muchas fotos que se hagan, el Gobierno ha llegado tarde y mal», se quejó el presidente del PP al tiempo que pedía respeto para la oposición y denunciaba el intento de amordazar a su partido con el argumento de que Afganistán es un asunto de interés general.

La actitud de Casado y sus cambios de opinión respecto a la actuación del Gobierno en la evacuación de Kabul también han desconcertado en sus propias filas. El presidente del PP ha pasado de una crítica inicial furibunda a felicitar al presidente por el respaldo de la Unión Europea al centro de acogida de Torrejón al tiempo que cerraba filas con el Gobierno para a renglón seguido volver a la senda del reproche.

Una estrategia compartida por el núcleo duro de Casado con el secretario general, Teodoro García Egea, y los portavoces en el Congreso y el Senado, Cuca Gamarra y Javier Maroto, como mascarones de proa. Ningún barón autonómico, ni siquiera la madrileña Isabel Díaz Ayuso, siempre presta para la crítica a Sánchez, han seguido ese camino. O han callado o han ofrecido sus territorios para acoger a los refugiados.

«Deberíamos habernos centrado en exigir explicaciones en el Congreso en vez de atacar una gestión que ha sido acertada», comenta un dirigente que no forma parte de la guardia pretoriana de Casado. «Es evidente», apunta otro, que el Gobierno «se ha apuntado un tanto» mientras el PP «ha debilitado» su imagen de partido de Estado.

Casi desde el inicio de su liderazgo al frente del PP, en julio de 2018, una crítica recurrente a Casado dentro de su partido ha sido la de no seleccionar los terrenos para dar la batalla al Gobierno. Ha ocurrido con la devolución a Marruecos de los menores que entraron en Ceuta, en contra del criterio del presidente de la ciudad autónoma, el también popular Juan Jesús Vivas, y pasa con Afganistán.

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