Diario de León

«Nuestra labor en el país es una negociación constante»

Imagen de un marine con un niño afgano herido. EFE

Imagen de un marine con un niño afgano herido. EFE

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La oenegé Médicos Sin Fronteras es una de las raras entidades internacionales que no se han retirado de Afganistán. La victoria talibán no ha cerrado sus consultas y quirófanos en cinco centros repartidos por el territorio.

Al contrario, su actividad se ha acrecentado a lo largo de las últimas semanas debido a la ola de desplazados. La razón de su permanencia en un escenario tan inestable y peligroso radica en el conocimiento preciso de la diversidad local. «Cada provincia es un mundo diferente», advierte José Más Campos, responsable de la Unidad de Emergencias. «La realidad es mucho más compleja de lo que se está mostrando. El país es un mosaico de etnias, culturas y tradiciones, riqueza y pobreza, que nos obliga a trabajar en microcontextos autónomos, con autoridades y milicias diferentes.

Nuestra labor depende de una negociación constante».

Los equipos sanitarios de Médicos Sin Fronteras (MSF) han conocido la República Democrática de Afganistán, bajo la férula soviética; la primera República Islámica; el Emirato talibán; la segunda República y, desde hace cuatro días, asisten a la instauración de la segunda versión del Emirato.

Los Estados pasan y ellos siguen en el país asiático, como una de las pocas certezas invariables de su historia reciente. Pero incluso los cooperantes humanitarios han sufrido la violencia consustancial a tanto drástico cambio. «En 2004 salimos por un incidente grave y regresamos cinco años después», explica José Mas Campos, responsable de la Unidad de Emergencias, refiriéndose al asesinato de cinco empleados, incluidos tres expatriados, en una emboscada de carretera.

Pero el conflicto también afecta a los veteranos. «En las tres últimas semanas la guerra llegó a las grandes ciudades y la repercusión fue diferente», indica. La conquista de Kunduz solo llevó tres días, mientras que en Lashkar Gah, sede de un hospital, la lucha se prolongó durante dos semanas con intercambio de bombas y fuego de mortero.

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