Diario de León

La primera ministra de Nueva Zelanda dimite por sorpresa: se siente sin fuerzas para seguir

Jacinda Ardern mientras comunica que deja el cargo. JUSTIN LANE

Jacinda Ardern mientras comunica que deja el cargo. JUSTIN LANE

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«Tener un papel tan privilegiado conlleva una responsabilidad, incluida la de saber cuándo eres la persona adecuada para liderar y también cuándo no». Con estas palabras anunciaba ayer la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, su renuncia. Una decisión que, según detalló, venía reflexionando desde el pasado verano.

De 42 años, la política asumió el cargo en agosto de 2017, convirtiéndose en la persona más joven de la historia del país en ostentar el poder. Tras más de cinco años al frente, pasando por diversas crisis (ataques terroristas, pandemia del Covid-19, la guerra de Ucrania...), ya no puede más. «He dado todo de mí, pero también me ha costado mucho».

Los altibajos de la política han desgastado a Ardern. «No puedo ni debo hacer el trabajo a menos que tenga el depósito lleno, más un poco de reserva para esos desafíos no planificados e inesperados que inevitablemente se presentan. Soy humana. Damos todo lo que podemos durante el tiempo que podemos y luego es el momento. Y para mí, es la hora», manifestó la jefa del Gobierno de Wellington, quien convocó elecciones para el 14 de octubre. No obstante, ella dejará el puesto el 7 de febrero, momento en el que el Partido Laborista, su formación, anuncie quién será la figura que le sustituirá en el cargo, según avanzó el diario local ‘NZ Herald’.

Ante esta repentina decisión, que no tiene «ningún escándalo secreto» detrás —como aseguró Ardern—, los laboristas deberán elegir este domingo a un nuevo líder de la formación y al primer ministro, que deberá gobernar hasta que se celebren los comicios. La jefa del Ejecutivo subrayó que confía en la victoria electoral de su partido sin ella y recalcó que son necesarios «un nuevo par de hombros» para los desafíos que se produzcan en los próximos cuatro años.

Mientras, Ardern deja un legado del que está «increíblemente orgullosa». Exministra de Cultura, dio un gran vuelco a su formación, que pasó de tener las peores cotas de popularidad a ostentar el poder. Y durante los últimos años, varios son los hitos conseguidos. En ese sentido, «hemos dado la vuelta a las estadísticas de pobreza infantil y hemos logrado los aumentos más significativos en apoyo social y existencias de viviendas públicas que se hayan visto en muchas décadas», recalcó la líder que se reivindicó como feminista, republicana y progresista.

El desgaste político lo sufrió desde sus primeros dieciocho meses en el cargo, cuando tuvo que enfrentarse al peor ataque terrorista en la historia de su país: un supremacista blanco armado disparó contra dos mezquitas en Christchurch durante las oraciones del viernes, dejando 51 musulmanes muertos y 40 heridos. Su gran desafío llegó con la pandemia. Su gabinete fue aplaudido por la capacidad de reducir a prácticamente cero el número de casos positivos. Sin embargo, con la irrupción de diversas variantes más contagiosas, la estrategia perdió eficacia.

Los sondeos aún reflejan que Ardern es todavía la líder favorita de los neozelandeses. También ha dejado huella en la comunidad internacional. El presidente español, Pedro Sánchez (a quien Ardern admira, según admitió en 2020), le dedicó un emotivo mensaje de despedida en Twitter, donde elogió su «coraje y lucha» para alcanzar «una sociedad más justa». «Gracias por liderar un país de manera decidida, constante y empática durante estos años, desde los valores de la socialdemocracia», apuntó. «Será siempre un ejemplo para todos».

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