Putin acelera para asentar su poder ahora que el Parlamento aún le es favorable

Vladímir Putin desmontó la incipiente democracia levantada a duras penas por su predecesor en el Kremlin, Borís Yeltsin, y ahora, a cuatro años de que expire su actual mandato y sin posibilidad de seguir en la Presidencia, no encuentra sucesor al que le pueda fiar el subterráneo, arbitrario y opaco sistema de toma de decisiones que él mismo construyó. El sábado manifestó que «sería muy alarmante regresar a la situación de mediados de los años 80 cuando los dirigentes del Estado, uno tras otro, hasta el final de sus días permanecían en el poder y se iban sin haber garantizado las condiciones necesarias para el traspaso de poder». De ahí que el pasado miércoles aprovechara su discurso anual sobre el Estado de la Nación para lanzar la idea de reformar la Constitución con el aparente objetivo de reequilibrar el poder y establecer unas reglas del juego más transparentes, democráticas y comprensibles. «Una demanda de cambio ha surgido claramente dentro de la sociedad», afirmó ante las dos Cámaras del Parlamento. Según sus palabras, hace falta «garantizar el desarrollo de Rusia como Estado de Derecho e incrementar la eficiencia de sus instituciones». Dijo también que «es necesaria una vinculación más estrecha entre el Parlamento y el Gobierno».