Diario de León

Se suicida un asesino en serie que buscaba Francia desde hace 35 años

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Era uno de los casos sin resolver que traía de cabeza desde hace 35 años a los agentes del 36, quai des Orfèbres, la antigua sede de la brigada criminal de la policía francesa en París. Una nota de suicidio y una prueba de ADN han permitido identificar con nombres y apellidos al ‘Grêlé’, un asesino y violador en serie buscado por la Policía gala desde los años 80. Resultó que el asesino en serie era un gendarme jubilado que se suicidó el pasado miércoles al sentirse acorralado cuando la Policía le pisaba los talones.

Durante más de tres décadas la identidad de este asesino en serie fue un misterio. Se le consideraba sospechoso de cinco crímenes cometidos entre 1986 y 1994, entre ellos el asesinato y violación de una niña de 11 años llamada Cécile Bloch en 1986 en el centro de París. Su retrato robot fue ampliamente difundido en esa época en Francia, después de que fuera visto por los padres de la niña la mañana del crimen en el edificio donde vivían. La prensa francesa le apodó el ‘Grêlé’ (el picado), por las marcas en la piel que le había dejado en la cara el acné juvenil.

Las pistas recabadas a lo largo de estos años por la brigada criminal les permitieron orientar las investigaciones hacia la búsqueda de «un sospechoso no identificado que pudo haber ejercido la profesión de gendarme en el momento de los hechos y permitió aislar un perfil de ADN susceptible de pertenecer al autor de los hechos», explicó la fiscal de la República en París, Laure Beccuau, en un comunicado de prensa.

En los últimos meses, el juez instructor convocó a unos 750 gendarmes que habían trabajado en la región parisina cuando ocurrieron los crímenes.

«Un hombre de 59 años, con domicilio en el sur de Francia, convocado el 24 de septiembre para una audición el 29 de septiembre, fue declarado desaparecido por su esposa el 27 de septiembre y hallado muerto el 29 de septiembre (en un apartamento alquilado) en Grau-du-Roi», en el sur de Francia, precisó la fiscal.

El asesino en serie es François Verove, un exgendarme y expolicía de 59 años que también fue consejero municipal, pero que ya estaba jubilado. El ADN del fallecido, casado y padre de dos hijos, coincide con el encontrado en varias escenas del crimen. En una nota de despedida confesó ser el autor de varios crímenes, sin dar el nombre de sus víctimas ni las circunstancias. También decía haber sentido «pulsiones pasadas» que había logrado controlar y aseguraba no haber hecho «nada desde 1997».

Nadie sospechó de Verove. Era una persona «muy amable, ni violento ni agresivo», pero «muy atormentado», dicen.

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