Diario de León

Ucrania, consumida por el dolor

La guerra ha causado ya miles de muertos, un territorio devastado, sin las infraestructuras mínimas, y un coste de reconstrucción que superará los 700.000 millones de euros

Una mujer camina en medio de una zona en la que ha impactado un misil. OLEG PETRASYUK

Una mujer camina en medio de una zona en la que ha impactado un misil. OLEG PETRASYUK

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«No me di cuenta de inmediato que era mi padre, porque estaba cubierto de sangre y tenía la cara torcida. Lo reconocí por su sonrisa, y luego por sus manos». Son palabras de Sabina Dorosh, cuyos progenitores se encontraban en el complejo de edificios bombardeado por Rusia en Dnipró hace poco más de una semana. La guerra provoca dolor, rabia y muerte. Los misiles causan terror inmediato, pero estas sensaciones y sentimientos perduran más allá de su estallido. Este ataque aéreo, uno de tantos, destruyó más de setenta apartamentos que no solo albergaban a residentes locales. También a muchos desplazados que había huido del horror de la batalla en otras regiones. El proyectil ruso Kh-22 se encargó de sembrar el pánico en la localidad. Medio centenar de civiles perdieron la vida. Algunas víctimas resultaron incineradas, desmembradas y otras quedaron totalmente sin posibilidad de ser identificadas. Sabina tuvo suerte. Aunque sus padres vivían en el complejo que se convirtió en el objetivo del Kremlin, milagrosamente lograron sobrevivir pese a las lesiones que sufrieron. «Después de la gran explosión no lo creíamos posible», recuerda la mujer con lágrimas y el corazón en un puño. Su madre, gravemente herida, trataba de pedir ayuda desde la ventana. Fue trasladada al hospital, donde la ingresaron en la UCI. Los equipos de rescate hallaron al progenitor bajo los escombros «dos o tres horas después». Ya en el centro médico le realizaron una transfusión de sangre. «La primera noche estuvo conectado a un ventilador porque no podía respirar por sí mismo. Los médicos no dieron ningún pronóstico reconfortante, aunque al día siguiente empezó a respirar solo», relata. Durante la guerra todo puede cambiar en un minuto. Para bien o para mal. A pesar de las desfavorables circunstancias, a Katerina Zelenska le sonrió la fortuna. En las labores de rescate se establecen momentos de silencio por si se escuchan gemidos o algún otro ruido entre los escombros que pudieran llevar hasta supervivientes. Gracias a ello, pudieron oír a la joven de 27 años en este edificio completamente arrasado de Dnipró. La mujer llegó a permanecer hasta «veinte horas» bajo los restos de su apartamento, con hipotermia, cuenta su amiga Natalia Tkachenko al diario ‘Pravda’. Svetlana, por el contrario, no tuvo tanta suerte y perdió a sus padres. La familia está consumida por «tanto dolor». A casi un año del estallido de la guerra, el sufrimiento y la muerte no hacen más que aumentar. Y los que más padecen las consecuencias de la contienda son los civiles, más concretamente los niños.

Medio millar de niños muertos

Según la Oficina del Fiscal General, la invasión se ha cobrado la vida de 459 menores y ha dejado heridos a 916. Aunque nada puede compararse con la pérdida de vidas humanas, la destrucción del país crece a niveles de lo más desoladores. La última gran salva de misiles sobre distintas regiones como Kiev, Odesa, Zaporiyia o Jersón, entre otras, dejaron un panorama oscuro y lleno de cenizas.

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