Los 17 trabajadores del Polideportivo de Nava zanjan dos años de Erte
El Ayuntamiento de Villaquilambre asume la gestión de la instalación que realizaba la junta vecinal y subroga a los empleados, que no ocultaban su alegría al volver al tajo mañana
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Alegría y abrazos. Los diecisiete trabajadores del Polideportivo de Navatejera no podían ocultar esta mañana su alivio por dar carpetazo a dos años de incertidumbres y de caminar por la cuerda floja por la crisis económica de las instalaciones. Sus suspiros hoy en el salón de plenos de Villaquilambre venían tras aprobarse la cesión definitiva al Ayuntamiento de la gestión del Polideportivo que ejercía hasta ahora la junta vecinal de Navatejera como propietaria de la infraestructura.
El acuerdo, que ha costado "sudor y lágrimas", según reconocen las partes implicadas, significa la subrogación municipal de los 17 empleados, que empiezan mañana mismo a trabajar en la limpieza y mantenimiento del pabellón, "para ponerlo en marcha cuanto antes, ojalá esté en Semana Santa", comentaron.
La idea del Ayuntamiento es darle la vuelta a las malas cifras de la infraestructura deportiva, que arrojaban un déficit de 200.000 euros, al suponer 600.000 euros los gastos del Polideportivo y 400.000 euros los ingresos, destacó el concejal de Hacienda, Lázaro García Bayón, quien apuesta por relanzar las instalaciones con mejoras, actividades y aprovechamiento de espacios para ampliar el gimnasio.
Los trabajadores agradecieron al equipo de gobierno "que nos ha ayudado en todo el momento en que no sabíamos por dónde tirar cuando nos atenazaba la angustia de no cobrar". "Nos abrieron las puertas de los despachos, sin cita, con una empatía que en esos momentos era necesaria porque desconocemos las vías políticas y nos hemos visto en el medio de todo este proceso", explicaron.
También recordaron que ocho de los 17 trabajadores llegaron a ser despedidos "porque la pedanía quería privatizar", indicaron, aunque la mediación municipal recondujo la situación para prolongar el Erte.
Las instalaciones puestas en marcha en 2003 han atravesado varios periodos de crisis económica a lo largo de sus 19 años de vida y la puntilla del covid y la deuda arrastrada agravaron su situación.El Ayuntamiento intentará "enderezar sus cuentas y darle viabilidad».
Según las cuenta, la deuda del pabellón ronda los 95.000 euros y los ingresos han descendido significativamente al perder casi 400 socios de los 1.200 que llegó a poseer. «No podemos quedarnos cruzados de brazos, porque la situación es caótica y hay que arrimar el hombro», explicó en octubre de 2020 el concejal de Deportes, Rodrigo Valle. Un plan de rescate que culminó hoy.