Diario de León

Tráfico

La actividad comercial amenaza con otro cruce de Michaisa en la Ronda Este

El incremento de circulación que se prevé en otoño agravará los atascos en torno a la Granja

Imagen de la entrada de vehículos a la glorieta de la LE-20 en la intersección de la Granja. RAMIRO

Imagen de la entrada de vehículos a la glorieta de la LE-20 en la intersección de la Granja. RAMIRO

León

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Hay una batalla diaria entre los conductores y la paciencia cuando se disponen a superar la rotonda de la Granja, en plena Ronda Este de León. Una circunvalación con atascos, en la cima de la endeble estructura que padece la capital leonesa en materia de movilidad.

La actual disposición de la LE-20 cumple cinco años con el mantra de las retenciones, asfixiada por la regulación de semáforos con pulsador a gusto de los peatones que se atreven a cruzar los márgenes hasta llegar a la orilla izquierda. La fluidez es impropia de un vial concebido para aflojar las tensiones internas que el tráfico acarrea en las urbes. Cinco años con atascos en hora punta; con clara tendencia a empeorar, de acuerdo con las previsiones de incremento de actividad y movimiento que para esta zona del este de la ciudad va a traer la apertura del área comercial que ahora se construye, con algunos tramos ya en fase de retoque. El estreno del tercer centro comercial de la capital, a orillas de la circunvalación este, pilla a la Ronda Este atascada en el tapón que heredó de la reforma fallida del soterramiento, y con la alternativa de la rotonda en superficie que se queda corta para la demanda de vehículos que vomitan cada día en la intersección. De otra manera, la expansión comercial de la ciudad está encorsetada por un acceso principal que encabeza la lista de embotellamientos de tráfico que sufre habitualmente la ciudad.

Cambio de plan
La negativa del Gobierno a soterrar el enlace ahorró a las arcas públicas tres millones de euros

La entrada a la circular de la circunvalación por la avenida de la Granja no da abasto en tres horquillas horarias a la demanda de usuarios que eligen ese ramal, y la retención replica de forma inmediata que la que se forma en la vía principal, en cualquiera de las dos plataformas de sentido de circulación. Cualquier parón al activarse los semáforos para el paso de los peatones, hace que la obstrucción se desborde.

Así, cada día con los aforos de entre veinte mil y treinta mil vehículos que emplean esta infraestructura para alcanzar las zonas dormitorio que acordonan la capital leonesa, las áreas pobladas del alfoz, o recurrente para bordear la capital al norte, además del tránsito de paso que busca las radiales y la Nacional 630, en dirección a Asturias. Cinco años de retenciones a diario que derivan de un cambio en el proyecto de reforma de la LE-20; cuando por coste elevado se decidió descartar el soterramiento para eliminar el cruce con semáforos y se eligió una circular en superficie; se ahorraron tres millones de euros y, a la vez, la posibilidad de encauzar una estructura moderna que fuera eficiente en la función para la que fue creada.

La apertura inmediata del área comercial, una vez que pase el verano, hace prever que el conflicto actual de tráfico crecerá como un suflé. En la zona se aparecen ya las analogías con el célebre cruce de Michaisa, martirio durante dos décadas en la salida oeste de la ciudad, y que sólo dejó de lado la aglomeración cuando se decidió soterrar el paso. La Granja se muestra ya resignada a que empeore el diagnóstico.

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