Diario de León

Cumplir con la tradición

El aguinaldo alivia la factura de la luz

La corporación municipal, en ‘forma de ciudad’, desfila hasta el convento de las Concepcionistas y entrega a las religiosas un sobre con mil euros

Vicente Canuria entrega a la madre abadesa los mil euros de aguinaldo en nombre de la ciudad de León. FERNANDO OTERO

Vicente Canuria entrega a la madre abadesa los mil euros de aguinaldo en nombre de la ciudad de León. FERNANDO OTERO

León

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La corporación municipal desfiló ayer hasta el monasterio de las Madres Concepcionistas para rendir la tradicional visita a este convento de clausura y entregar a las religiosas el aguinaldo, como hace cada 8 de diciembre, aunque el año pasado tuvo que conformarse con un encuentro privado por las limitaciones de la pandemia.

El primer teniente de alcalde, Vicente Canuria, encabezó la comitiva, ante la ausencia del regidor José Antonio Diez. En un pequeño sobre, y escoltados por los cuatro reyes de armas, o maceros, los representantes públicos llevaron a la madre abadesa los mil euros de regalo para pagar alguna factura, sobre todo ahora que la luz se ha convertido en un bien de lujo.

La Inmaculada

Desde hace casi cuatro siglos consta un acuerdo municipal que obliga a celebrar la fiesta

Como la salud va antes que el dinero, Canuria preguntó a las doce monjas, y una novicia, si estaban «todas bien» o si habían sufrido algún «problema» médico por culpa de la pandemia. También se interesó por las famosas pastas y disculpó la ausencia del alcalde. «Los leoneses son muy generosos. Nos ayudan mucho», respondió la madre abadesa, antes de que las religiosas se arrancaran a cantar el villancico ‘Campana sobre Campana’ en presencia del obispo Luis Ángel de las Heras, que participó por primera vez en este acto simbólico, del que hay referencias históricas desde hace cuatro siglos, cuando se acordó en la ciudad jurar y defender que la santísima Virgen fue concebida sin pecado original. Un acuerdo que continúa vigente. Esos antecedentes los explicó el cronista oficial de la ciudad de León, Máximo Cayón, antes de acudir a la hornacina de la Plaza Mayor, junto a las escalerillas, a cantarle la Salve a la Virgen.

Instantes previos al canto de la Salve a la Virgen. FERNANDO OTERO

Recordó que este «ángulo mariano se culminó a raíz de los trágicos acontecimientos acaecidos en León el 7 de julio de 1810», cuando los leoneses, muy inferiores en número, se enfrentaron a las tropas napoleónicas en varios puntos de León. Contó Cayón que un grupo enfiló las escalerillas y un coracero francés que les perseguía cayó con su caballo por el pasadizo. Perdió la vida. Fue entonces cuando se instaló la talla de la Virgen, para agradecer esa «intercesión» mariana que rápidamente negó el obispo en un tono distendido. «Le puedo asegurar que la Inmaculada no lo provocó. Más bien sería algún leonés patriota», señaló antes de despedirse de las religiosas, que ofrecieron a Vicente Canuria una caja de sus afamadas pastas. Había cola para comprarlas.

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