Diario de León

Economía

El ahorro forzado por el covid ahonda la brecha entre las rentas altas y los hogares vulnerables

Los activos financieros de las familias leonesas superan ya los 18.000 millones de euros y siguen creciendo por las restricciones

La pandemia ha trastocado la economía de las familias, haciendo a unas más vulnerables y disparando el ahorro en otras. FERNANDO OTERO

La pandemia ha trastocado la economía de las familias, haciendo a unas más vulnerables y disparando el ahorro en otras. FERNANDO OTERO

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Las restricciones de movilidad y sociales que impuso desde marzo del año pasado la pandemia provocaron un ahorro forzoso en los hogares confinados durante tres meses, que no recuperaron el consumo durante un verano muy alejado de la normalidad y han agudizado su contención de nuevo con la segunda ola de la pandemia, y sobre todo con la actual tercera ola, mucho más virulenta. Al ahorro forzoso se ha sumado el preventivo: el temor a las secuelas económicas de la crisis sanitaria contrae el gasto como nunca había ocurrido.

La contención en el gasto agrava la capacidad de resistencia de los negocios locales, aunque en distinta medida según los sectores. De manera irreparable para las empresas y autónomos dedicados al ocio, que hasta hace un año era uno de los principales gastos de los hogares, y que está sufriendo especialmente las consecuencias de las restricciones y el miedo al futuro de las familias.

Tanto el ahorro como el gasto están determinados por la situación laboral, que se ha visto deteriorada para una buena parte de los trabajadores y la mayoría de los autónomos y pequeños empresarios. Una bomba de relojería pausada por los expedientes de regulación temporal de empleo (Erte) y el despliegue de apoyos sociales y económicos puestos en marcha desde el primer momento de la pandemia. Aunque la prolongada inestabilidad y limitación de actividad no haga sino retrasar sus consecuencias en el tiempo, que no evitarlas.

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Todos estos factores construyen un círculo que se va agrandando y agravando en el tiempo en el que la pandemia se muestra ingobernable. Y que marcará no sólo el futuro social y económico en los próximos años, sino el destino de toda una generación.

Una «caída histórica»
Los sueldos de los asalariados cayeron un 8% durante los meses de confinamiento

Uno de los recientes informes del Banco de España insiste en el «aumento extraordinario de la tasa de ahorro» de los hogares durante el primer semestre de 2020. En el segundo trimestre, el del confinamiento, se duplicó respecto al año anterior: un 25% de la renta disponible.

En el caso de la provincia de León el ahorro en activos financieros supera con creces los 18.000 millones de euros. Buena parte de este ahorro se ha dejado en las cuentas corrientes, porque el covid ha despertado una volatilidad en los mercados financieros aún mayor que la precedente.

En las cuentas
La bolsa de ahorro generada se materializó fundamentalmente en depósitos bancarios

El pasado mes de septiembre las familias leonesas tenían en depósitos bancarios algo más de 13.040 millones de euros, 900 millones más que un año antes. Que los tipos de interés se mantengan en mínimos históricos hace también que los plazos fijos sean cada vez más residuales, aunque guardan aún 1.640 millones del ahorro local. Y llama la atención que estén en cartillas a la vista 10.791 millones de euros, casi mil millones más que un año antes.

A estas cifras hay que sumar los más de 4.000 millones de euros que los leoneses tenían en fondos de inversión hace un año, y que se han incrementado en los últimos meses, según los analistas, aunque no hay datos más actualizados. Casi 128.000 leoneses son partícipes de estos fondos.

En el apartado del ahorro hay que contabilizar además los planes privados e individuales de pensiones, que tienen casi 90.000 leoneses y acumulan otros 930 millones de euros de ahorro. A estos activos financieros habría que sumar los planes de empresa, las acciones y valores, otras fórmulas de inversión,...

Distribución heterogénea

Un panorama de riqueza que contrasta con las crecientes denuncias de empobrecimiento y estrecheces por las que pasa una parte de la población que hasta hace un año era trabajadora y que ahora está en situación de vulnerabilidad. O casos extremos como las crecientes ‘colas del hambre’.

La explicación, según el Banco de España, está en que «la evolución de la renta y del consumo encubre una enorme heterogeneidad a escala individual, y en particular en función del nivel de renta de los hogares». Las tasas de ‘ahorro extraordinario’ no tienen una distribución uniforme, sino que se concentran en las rentas más altas. «Son las que tienen un porcentaje de ingresos salariales menos expuestos a los sectores económicos más vulnerables a la crisis sanitaria».

Es decir, la repercusión económica de la pandemia y el acaparamiento del ahorro no hacen sino ahondar en la brecha que cada vez divide más a la sociedad entre quienes acumulan la riqueza y quienes viven en riesgo de pasar a formar parte en cualquier momento de dificultad laboral del colectivo vulnerable o directamente de pobreza. Una brecha que ya en la anterior crisis golpeó a la clase media y empobreció a quienes sufren mayor precariedad laboral.

El caso es que el propio Banco de España explica que la «bolsa de ahorro» generada durante el confinamiento se guardó sobre todo en depósitos bancarios; y que esta tendencia ha sido mucho más acusada en España que en otros países del entorno. Pero también se han incrementado las aportaciones a fondos de inversión (sobre todo en España y Alemania).

Un ahorro creciente

Esta acumulación de ahorro se ha intensificado en los meses del final de año, como muestran los datos de la provincia; y seguirá así, porque «la incertidumbre sobre el impacto económico de la pandemia contribuirá a que durante un tiempo el ahorro se mantenga elevado y no aflore en forma de gasto».

Una situación que contrasta con la de miles de otros hogares, para los que la única salvación fueron las medidas excepcionales de apoyo. De hecho durante el confinamiento los beneficios sociales supusieron un 7,5% de la renta de las familias.

En el final de año, los ciudadanos han seguido incrementando sus ahorros y paralizaron sus créditos, sobre todo al consumo. La incertidumbre laboral y económica contiene cada vez más el gasto.

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