Diario de León

FIESTAS DE SAN JUAN Y SAN PEDRO

Arte y habilidad a cuerpo limpio

El recortador Gonzalo Muñoz resultó herido grave al ser corneado por el segundo toro de la tarde en el espectáculo que abrió la feria taurina en la Plaza del Parque.

La cogida de Gonzalo Muñoz.

La cogida de Gonzalo Muñoz.

León

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Tanto valor como forma física y enorme habilidad derrocharon ayer en la Plaza del Parque los recortadores del grupo Tororecorte, un espectáculo en el que seis varones y dos mujeres, vestidos a la usanza goyesca, quebraron y saltaron ante cuatro astados de Sepúlveda que, a excepción del último, no les pusieron las cosas fáciles. Un arte de muy antigua tradición que tiene legión de seguidores en otras partes del país, aunque en el coso leonés resultaba una novedad.

La cara amarga del festejo fue la aparatosa cogida del recortador Gonzalo Muñoz por el segundo de la tarde, un toro reservón emplazado en los medios al que le costó arrancarse, y lo hacía siempre midiendo a los recortadores. Arriesgó Muñoz en una pirueta después de que sus compañeros se empeñaran en colocar al astado en suerte para que las dos jóvenes hicieran sus recortes y quiebros, y el toro le alcanzó, para buscarle después en el suelo y levantarlo en una aparatosa voltereta de la que salió herido y doliéndose al callejón.

Pese al trago siguieron sus compañeros haciendo lo imposible por agradar al público, incluso cuando los niños que habían acudido a la plaza saltaron al ruedo para hacer sus pinitos ante una tora. Corrieron de lo lindo y algunos evidenciaron maneras y no poco desparpajo.

Entre los recortadores, Eusebio Sacristán, que jugó en las filas de la Cultural entre el 2005 y el 2007 y ha sido futbolista también en el Barcelona y el Valladolid. Quiso rematar el espectáculo subiéndose a lomos del que cerró plaza y le faltó poco para lograrlo; el público, cariñoso, le agradeció igualmente la voluntad.

El espectáculo transcurrió de los recortes al primero y segundo, ajustados y con airosas salidas de la cara del toro; a los quiebros, muy aplaudidos especialmente los de rodillas. La parte más lucida se produjo sin embargo en el tercero, con los saltos individuales; y sobre todo en el cuarto, con hasta cuatro saltos encadenados. Saltos del ángel, a pies juntos, con garrocha y de tirabuzón hicieron las delicias del público, tanto los realizados en solitario como los ejecutados por parejas.

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