La Candamia ya tiene su plan para la protección y aprovechamiento de ocio

Entre mediados de los años 50 y los 60, las cárcavas abiertas por el Torío en las inmediaciones urbanas se tapizaron para frenar la erosión y consolidar el territorio. Los barrancos que se asoman a la ciudad al este del cauce fluvial, desde Villaobispo hasta Puente Castro, encontraron arraigo vegetal con las plantaciones que acabarían por dar nombre a los parajes como los Pinos. Ahora, más de medio siglo después, la Junta aprobó ayer el plan para la protección de la masa forestal, la ordenación para el uso recreativo y el aprovechamiento maderero y cinegético con el que se quiere generar empleo estable en los montes de La Candamia.

El documento, sometido a información pública desde la pasada primavera y ratificado ayer en el Bocyl, permite a partir de ahora la gestión ordenada de las 178,4 hectáreas en las que se acotan los cuatro montes, asentados en los municipios de León y Villaquilambre. La Candamia encuentra una planificación, con vigencia para los próximos 15 años, en la que se incluyen no sólo los terrenos públicos, sino también los montes consorciados en manos de los herederos de Elías Calvo Aragón y José Eguiagaray Pallarés.

La suma presenta un ecosistema de La Candamia dominado por 155.000 árboles, entre los que dominan los pinos silvestre, negral y resinero, pero también los quejigos, las encinas y los rebollos, a cuyos pies crecen boletus, níscalos, parasoles, champiñones y setas de cardo, según se cita en el trabajo firmado por el ingeniero de montes Sergio Fernández. El paisaje se completa con una fauna en la que se alistan jabalíes, conejos, corzos, zorros y una nutrida población de aves con presencia de águilas calzadas, milanos reales, cernícalos, zorzales comunes, palomas torcaces, busardos ratoneros, agiluchos cenizos y cigüeñas negras.

El plan estratégico reseña cómo proteger estas masas forestales de La Candamia y favorecer su regeneración y expansión. El documento reserva un apartado de aprovechamiento maderable con los criterios para abrir claros en la masa de pinos en función de su estabilidad, destino, enfermedades y malformaciones, así como los modelos de tratamiento para generar leña. A esta cuenta se suma los rendimientos cinegéticos, que se circunscriben al Monte de Villamoña, donde existe un club de cazadores y un coto de caza menor y jabalí con un plan propio vigente hasta 2023. Enbtre ambos, como se señala en el trabajo, se prevén unos ingresos anuales de 72.000 euros.

El plan avista la declaración de La Candamia como segunda Zona Natural de Esparcimiento detrás del Monte San Isidro. El informe señala además como reorganizar los 29,3 kilómetros de sendas, caminos y sendas, en los que se propone una señalización para el aprovechamiento de senderistas y ciclistas. Todo queda reflejado en el documento que sirve de hoja de ruta a la espera de cómo y con qué recursos se impulsará su paso del papel a la realidad.