La cima del escalafón se cita en El Parque

Dos años sin toros en León, y una feria de San Juan que es de las primeras que se programa con cierta normalidad en el calendario taurino nacional. Y que viene con ganas de recuperar el pulso de la Fiesta en la ciudad, que ya antes de la pandemia presentaba síntomas de necesitar un eficaz revulsivo. La plaza de toros del Parque estrena medidas de aforo ampliado en la escalada hacia la normalidad, dentro aún de un escenario de restricciones y con llamamientos a la prudencia. Y programa hoy y mañana dos atractivos carteles en los que la empresa Matilla, que gestiona el coso de la familia Postigo, ha comprometido también una presentación de los toros que devuelva el interés a los aficionados. Del resultado artístico y ganadero de este ciclo depende que la Fiesta retome el pulso en León, que estaba ya muy lejos de sus mejores momentos.

Vuelven los toros, aquejados de la cornada del covid, como uno de sus sectores más afectados. La tauromaquia vivía ya antes de la pandemia un momento convulso, agravado ahora por el largo parón obligado por el virus. El año pasado se celebraron menos de cien festejos mayores, frente a los más de 1.400 de 2019; y miles de reses también destinadas a los festejos populares se quedaron en las dehesas. Ahora se retorna lentamente a actividad. Es buen momento también para cuidar al aficionado, y devolver la verdad al espectáculo.

El Parque será testigo esta tarde del paseíllo de la terna de maestros más consolidados del momento. Abre cartel José Antonio Morante, Morante de la Puebla (La Puebla del Río, Sevilla, 1979). Quizá el torero de más personalidad de los últimos años, el artista de la inspiración cuyas sombras no desaniman nunca a la legión de seguidores en busca de ser testigos de sus enormes luces, uno de sus destellos de ángel y pellizco. Morante es un torero maduro y comprometido (con su arte y con la lucha por el futuro de la Fiesta en estado puro); completo, profundo. Distinto. En su estética y en su forma de entender la vida y el toro. Un enorme aliciente siempre para los aficionados.

Torero siempre entregado, que cuenta sus actuaciones por triunfos, en la cumbre de su madurez y con la privilegiada manera de entender a los toros que le ha acompañado desde su precoz irrupción en la escena taurina, Julián López El Juli (Madrid, 1982) sigue en este intermitente inicio de temporada su inquebrantable racha de triunfos. Con casi 3.700 astados lidiados a sus espaldas, ha salido a hombros de las plazas donde ha actuado en más de la mitad de las ocasiones de su ya dilatada trayectoria taurina.

En ese difícil equilibrio entre la marcada personalidad y la regularidad en el triunfo se ha movido desde el inicio de su carrera José María Manzanares (Alicante, 1982). Diestro con una estética de marcado cariz, profundo, que vuelve a un León donde lidió una de sus últimas batallas con las graves lesiones que han herido su trayectoria (el pasado septiembre fue intervenido por el doctor Mostaza).

Manzanares llega también empapado del éxito (en el que le acompañó El Juli) con el que el pasado jueves, día de San Juan, Alicante celebró por todo lo alto los 50 años de la alternativa de su padre, el inolvidable maestro.

Los tres lidiarán un encierro de Domingo Hernández, que con el hierro de Garcigrande fundó su ganadería salmantina en 1980. Puros juanpedros, el sello Domecq para el cartel de maestros.