Diario de León

La decadencia de los barrios

El barrio del Crucero reclama atención para escapar del abandono

Sus vecinos denuncian la «inseguridad» que existe en el barrio por la venta de drogas en varias casas y por la ocupación ilegal de algunos pisos. Piden más presencia policial y aseguran que hay «ratas como gatos»

León

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En El Crucero la lista de quejas que trasladan los vecinos es amplia. Y antigua. Hace tiempo que en el Ayuntamiento conocen los problemas que denuncia el barrio ferroviario, donde los contrastes son muy evidentes.

Hay bloques de pisos recién pintados junto a edificios apunto de desplomarse. Algunos están tapiados, como el del número 11 de la calle Laureano Díez Canseco, que estuvo ocupado no hace mucho. Ya se han iniciado los trámites para declararlo en ruinas. Los informes elaborados por los técnicos municipales recogen que la casa está en «una situación de abandono y falta de mantenimiento absolutos que ha degenerado en una grave situación de insalubridad y molestias de distinta naturaleza consecuencia de la progresiva ocupación ilegal».

Su estado es lamentable, como advierte la valla amarilla que bloquea el paso desde hace un año. «Y peligroso», apunta Rosario, que lleva «toda la vida en el barrio». No tiene puerta y le faltan la mayoría de las ventanas. En el suelo hay cascotes de la cornisa, desprendida. Dice que nunca estuvo tan «sucio como ahora» y reconoce que padecen problemas «serios» de convivencia. «Necesitamos más vigilancia», reclama. Un caso similar es el del solar de las Bodegas Armando, dejado a su suerte desde hace dos décadas.

Quejas
La suciedad y la escasez de luz en determinadas calles también preocupan a los vecinos

Tampoco entiende «por qué no se arreglan las aceras». La de la avenida Magdalena luce casi nueva, junto al parque de Quevedo, una de las joyas de la ciudad. Mucho peor están las baldosas de Cardenal Cisneros. «Es lamentable y da pena que tengamos así la calle cuando hay un centro de salud y mucha gente mayor que viene cada día», critica. A pocos metros del consultorio médico otra casa está completamente blindada con una capa de cemento para evitar que la allanen.

La droga también es un asunto recurrente. Y como el resto, denunciado durante años. Otro vecino que prefiere no dar su nombre asegura que la venden en muchas casas. Apunta a una que hace esquina con Parroco Pablo Díez, al principio de Relojero Losada. Enfrente hay otro inmueble «semiabandonado», con las persianas roídas y la fachada llena de cicatrices. «Se ven unos coches impresionantes a la puerta», explica. También señalan a otro pequeño edificio de Hermanos Machado. «Solo tienes que llamar a una de las ventanas y te atienden. Venden todo tipo de sustancias», revela uno de los vecinos.

Los vecinos denuncian venta de drogas en Hermanos Machado. F. O.

En esa misma calle hubo el sábado un conato de pelea «entre marroquíes», afirma. Aseguran que cuando los echan de un sitio rápidamente se meten en otros pisos. Es fácil saber cuáles son porque tienen mucho movimiento», matiza resignado.

«Hay bastante inseguridad en el barrio, ese es nuestro principal problema», añade Bernardino Vila, otro vecino del barrio, mientras descansa apoyado entre su bastón y el muro de Adif que acompaña a una de las aceras más estrechas de la ciudad, la de Párroco Pablo Díez, al principio ya de San Andrés del Rabanedo.

Tan solo cabe una persona y es imposible atravesarla en silla de ruedas o con niños. «Llevamos años denunciándolo pero nadie lo soluciona. Vienen los políticos a hacerse la foto, se echan la culpa unos a otros y luego todo sigue igual», reprocha otro vecino que pasea por la zona. «Solo tienes que ver cómo está todo, lleno de porquería», censura.

Los contenedores de las callejuelas que fluyen de las principales avenidas son antiguos. «Solo renovaron unos pocos», critica Rosario, que achaca la suciedad a la «falta de educación» de algunos vecinos que «no respetan nada y lo tiran todo fuera». Hay bastantes excrementos de mascotas en las aceras y basura alrededor de cubos vacíos. Y carteles que anuncian la última campaña de desratización que llevó a cabo el Ayuntamiento el mes pasado.

«Por las noches, detrás del edificio de Laureano Díez Canseco, se ven ratas como gatos de grandes. Es una locura. No se puede tener esto durante más de un año abandonado. Si el propietario no se hace cargo, el Ayuntamiento debe arreglarlo o derribarlo. La acera está inutilizada. El otro día mi madre casi se cae porque con esa valla es imposible pasar», apunta uno de los vecinos.

Apenas cabe una persona por la acera que va junto a las vías. F. O.

Esa misma decadencia aparece en otras zonas del Crucero. Muchos edificios están pintados con grafitis, algunos de muy mal gusto. En las calles más escondidas, donde el declive es notable, apenas hay comercios y casi todos los locales se alquilan. La calzada está «llena de baches», sobre todo en Relojero Losada, y los pasos de cebra en muchos casos hay que intuirlos porque la pintura acusa el paso del tiempo.

Sufren igualmente por el «vandalismo y los pequeños hurtos» que afectan, principalmente, «a los chavales y a gente mayor», relata Bernardino, quien asegura que el «barrio lleva muchos años hecho un desastre. Esto no viene de ahora», señala.

«Es cierto que en algunos sitios se vende droga y que hay alguna calle conflictiva, pero yo siempre he vivido aquí y nunca he tenido ningún problema con nadie. Este es un barrio humilde, con sus cosas buenas y malas», describe Pedro Salinas, de 64 años.

Desde la Asociación de Vecinos Quevedo, que ha trasladado en las reuniones de Participación Ciudadana estas reivindicaciones, pidieron también una zona ajardinada frente a la marquesina de la estación, junto a la que se abrió el nuevo espacio que conecta con La Sal y el Palacio de Exposiciones. Si bien, todo el desarrollo urbanístico que se planeó para el Crucero cuando se eliminó el paso a nivel quedó bloqueado por la crisis. Mientras, los habitantes de este barrio esperan que «al menos aumente la vigilancia policial para poder dormir tranquilos».

Baldosas rotas junto al consultorio. F. O.

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