Diario de León

Laboral

El desplome de la actividad llevará a un Erte al 80% de los trabajadores del sector hotelero

La ausencia de viajeros y turistas por las restricciones aboca a los establecimientos a ocupaciones de poco más del 10%

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León

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Si los meses finales de año son tradicionalmente los peores para el sector hotelero leonés —sequía que se extiende hasta comienzos de marzo— la pandemia sanitaria ha provocado este año una crisis como no se conocía. La Federación Leonesa de Empresarios (Fele) calcula que en el pasado mes de octubre, el número de trabajadores afectados por un Expediente de Regulación de Empleo (Erte) rondó e incluso superó el 40%. Pero lo peor es que las crecientes restricciones a la movilidad para frenar la expansión del coronavirus amenazan con elevar este porcentaje hasta cerca del 80% para finales de año.

La ausencia de turistas y de viajeros está paralizando casi por completo la actividad hotelera en León, un sector que en el conjunto de la provincia da empleo a unos 1.200 trabajadores repartidos mayoritariamente entre la veintena de hoteles más representativos. «Nos tememos que entre noviembre y diciembre puedan estar en un Erte entre 800 y 900 trabajadores», auguró el secretario de la Fele, Enrique Suárez, para exponer la preocupación entre los empresarios por el desplome a que se ve abocado el sector.

Sólo por trabajo

Comerciales o representantes que pueden viajar son ahora los únicos clientes

Los escasos y únicos clientes que en estos momentos recalan en los hoteles leoneses lo hacen por motivos laborales. «De domingo a jueves vivimos de comerciales, representantes y ejecutivos que por motivos laborales todavía pueden desplazarse», apuntó en este sentido Manuel García, presidente de la Unión Hotelera.

Pero lo hacen también en porcentaje sensiblemente inferior al que era habitual antes del estallido de la crisis derivada del coronavirus. «Recibimos un 60% de los clientes de este tipo que venían antes a León. Está claro que el teletrabajo ha venido para quedarse y lo estamos notando también en la ocupación», añadió.

Adiós al cliente de fin de semana

Pablo Hermida, resonsable del sector hotelero de Hosteleón, profundizó en esta línea. «Actualmente no hay turismo, los viajes que se hacen son estrictamente laborales. Por desgracia hemos perdido al cliente de fin de semana», señaló.

Sin perspectiva

La caída de actividad ha obligado al cierre de establecimientos hoteleros emblemáticos

El nivel de ocupación de los hoteles ha experimentado un bajonazo muy notable como consecuencia de la sucesión de restricciones a la movilidad. Y las aprobadas ahora en esta segunda ola de contagios ha contribuido a hundirlo aún más. Manuel García advirtió que en el mejor de los casos, los establecimientos tienen una ocupación del 25%, pero que no es nada extraño que se reduzca incluso al 10%.

En lo que coinciden todos los representantes del sector es que el futuro más inmediato viene con una notable dosis de incertidumbre. Y no sólo por las restricciones a mayores que puedan venir también por las características propias del sector. «La campaña hotelera de Navidad en León no es poderosa, nunca hay una ocupación excesiva. En nuestro sector se nutrs con cenas de Navidad y cenas de empresa y este año seguramente que todo eso se va a perder también», recalcó el representante de Hosteleón.

La caída de actividad provocada por la falta de clientes ha decidido a varios hoteles conocidos de León a cerrar sus puertas y espera a que el panorama se aclare. El Conde Luna, el París, el Infantas de León, La Posada Regia y el Hotel Santiago son los establecimientos que han optado por bajar la trapa para evitar gastos innecesarios.

Una lista a la que podrían sumarse más en las próximas semanas. «No es extraño que otros opten por seguir este camino si las restricciones continúan en esta misma línea y se decreta un confinamiento a partir del 15 de noviembre como apuntan las previsiones. Ahora mismo para el sector pintan bastos», dijo gráficamente Manuel García.

Rentabilizar los puentes de la Constitución y el de La Inmaculada, algo al que se agarraban con alguna esperanza, queda cada vez más diluido. «El panorama es desolador y la incertidumbre es mucha y además puede ir para largo», dijo hasta febrero.

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