Del día de la bici en León al día de León en bici

La cabeza del grupo entró en la plaza de la Catedral y el coche escoba no había llegado aún a Ordoño II; el detalle gráfico sirve para medir de forma incuestionable el éxito de esta convocatoria, que redondea en 25 ocasiones las veces que la ciudad ha reivindicado de esta manera la movilidad en bici, más espacio para los ciclos, más seguridad para los usuarios. Un cuarto de siglo de exaltación a un vehículo sobre el que debe girar el cambio de hábitos en los desplazamientos. Miles de leoneses se sumaron a esta fiesta; un seguimiento multitudinario que explica cómo el día de la Bici en León se terminó por convertir en el día de León en bici.

Está la ciudad por esa labor; con su alcalde a la cabeza. Porque José Antonio Diez aprovechó la jornada para sumarse a los miles de ciclistas de todas las edades que acudieron a hacerse dueños del asfalto y, a la vez, anunciar que el Ayuntamiento no se va a quedar en esto; que desde el consistorio se ampliarán las ordenanzas que incrementarán los perímetros de zona 30 (límite de velocidad máxima) y, así mejorar el ecosistema del asfalto para que haya más calles que permitan a coches y bicicletas compartir entorno. «La movilidad sostenible será una de nuestras prioridades en el mandato», anunció el alcalde antes de comenzar la recorrido que acompañó este día de la bici en un trazado urbano de más de ocho kilómetros. Habrá actuación municipal para incrementar la Zona 30, siempre como complemento a una norma de rango mayor que desarrolla la Dirección General de Tráfico, y que se dispone a acotar los límites máximos de velocidad en área urbana y los patines eléctricos, con el fin de acompasar el tránsito. «La movilidad sostenible a través del uso de la bicicleta —dijo Diez— debe de tener un protagonismo importante para fomentar un León más sostenible y moderno». Pudieron comprobarlos ayer miles de leoneses, de diferentes generaciones, que completaron el recorrido entre la zona alta de la Chantría, junto al centro del Corte Inglés de León, principal impulsor del evento, y la plaza de la Catedral, por las avenidas principales de la ciudad despejadas de otro tipo de tráfico para facilitar el avance cómodo de los ciclistas, por los paseos que acordonan el acceso a las riberas, paso habitual para el disfrute diario de la bicicleta. La cita se resolvió en un ambiente festivo, incentivado por el sorteo de bicicletas entre todos los inscritos; distinción también por el ánimo a los participantes disfrazados de la forma más original y al grupo ciclista más divertido.