Diario de León

«La digitalización es imparable, pero no se debe dejar a nadie en la cuneta»

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Traducir en palabras los números requiere de una habilidad adicional para un periodista. Si, además, incita a la lectura, el mérito se multiplica. Esa excelencia la reconocen las TIC leonesas en María Jesús Muñiz. La jefa de la sección de León y Economía de Diario de León, Premio Nacional de Energía en 2006, premio Fabián Estapé dePeriodismo Económico en 2010 y mención especial del Premio Cossio en 2018, hace que los datos hablen. Y, además, que se entiendan.

—¿Qué función tiene el periodismo en la digitalización?

—La divulgación es la primera función del periodismo. Dar a conocer las exigencias, medidas, ayudas y programas que se ponen en marcha desde las instituciones para impulsar un avance de especial relevancia en León, donde la brecha digital ataca por un lado por el envejecimiento y, por otro, por una dispersión y geografía que no entra dentro de los parámetros de rentabilidad de las empresas del sector. Ni de las administraciones, a menudo. Ahí entra de lleno la segunda función del periodismo, la que da más sentido a la profesión. Defender los derechos de nuestros muchos mayores implica denunciar y exigir que las relaciones digitales no valen para todos, y que su generalización vulnera los derechos y margina a miles de nuestros vecinos. Y denunciar que, frente al buenismo de las propuestas administrativas y empresariales, la provincia sigue asolada por incomprensibles zonas de sombra de cobertura. Eso no sólo impide el desarrollo de proyectos empresariales en la zona rural, que tanto se venden; sino que limita la calidad de vida de los habitantes de estos territorios. La digitalización es un avance imparable, pero no puede dejar a nadie en la cuneta. Esa vigilancia es, por encima de todo, la función del periodismo.

—Dentro de un vocabulario muy técnico, ¿qué es lo más difícil para transmitirlo?

—¡Lo más difícil es lograr entenderlo! Todo avanza a una velocidad increíble, con términos que no pertenecen a nuestro lenguaje habitual. Hace miles de años, un experto me habló de una nueva tecnología y me comentó su nombre, en inglés, por supuesto. ‘¿U2, como el grupo, le dije yo?’. No, me contestó él. You Tube’. ¡Era la primera vez que lo oía! Lo complicado es que periodistas que nos dedicamos a un montón de disciplinas entendamos de qué nos hablan, para transmitir un concepto que resulte inteligible al lector.

—¿Cómo se acerca la información tecnológica a los lectores?

—Imprescindible, urgente, nunca suficiente, desde la concienciación para la prevención. Los ciberataques son masivos, pero ni eso les hace falta para robar, chantajear o difamar. El delincuente siempre irá por delante, pero me preocupa la falta de información de los ciudadanos para defenderse y reclamar sus derechos cuando han sido estafados. Muy, muy preocupante la vulnerabilidad de los menores. Su acceso a la tecnología y las redes les coloca en medio de un escenario de acosadores en el que la formación de sus mayores no es suficiente. Existen muchos mecanismos, en las fuerzas de seguridad y en el Incibe, por ejemplo, para asesorarse e intentar controlar esta amenaza.

—¿Cuál es el papel de las TIC en desarrollo de León?

—El que efectivamente consiga articular el propio polo tecnológico del que llevamos años presumiendo. Pero no estamos solos, la competencia es feroz. León tiene fortalezas en el Incibe, el Centro de Supercomputación, la Universidad, el Tecnológico, la multinacionales que se han instalado, el talento empresarial que lucha desde su sede local en mercados de todo el mundo... ¿Es todo eso suficiente? En el actual escenario, no, y menos en el futuro. Las empresas no encuentran perfiles que se adapten a sus demandas, la ciudad no consigue atraer talento de fuera, los jóvenes que realmente destacan tienen que buscar un futuro fuera de España... La realidad está muy distante del brillo que creo que equivocadamente insistimos en retratar. Hace falta mucho espíritu crítico y, sobre todo, como decía el filósofo, tener más músculo en los brazos que en la lengua. Y ahí, el apoyo de las administraciones, sobre todo la reivindicación ante las más cercanas, es fundamental.

—¿Está suficientemente reconocido el ecosistema TIC leonés?

—Creo que no. Hay mucho talento, mucha investigación, muchas empresas que desarrollan su actividad a nivel internacional y son punteras en sus campos y se empeñan en mantener su sede en León; multinacionales que apuestan por desarrollar sus proyectos aquí. La Universidad esconde, esconde, de verdad, un enorme potencial. Porque la investigación y las empresas siguen sin encontrar el canal que comunique los avances teóricos y científicos con la realidad de la producción, y eso es algo lamentable. La transferencia de conocimiento es una asignatura pendiente imperdonable por ambas partes. Y, en lo que a la divulgación compete, hay que destacar el esfuerzo de la Universidad por dar a conocer algunos de sus avances, aunque la mayoría permanecen en el limbo, inalcanzable para los ciudadanos, de sus circuitos investigadores. La mayoría de las empresas, agazapadas, se niegan a transmitir a la sociedad lo que están haciendo. Es un error. Conocer todo lo mucho y bueno que investigadores y empresas están haciendo en León sería la principal arma contra el derrotismo que suele adornarnos. Y un incentivo inestimable para que los jóvenes decidiesen apostar por investigar y trabajar aquí, porque hay oportunidades. En sus manos está romper estas cadenas.

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