Diario de León

«El mercado del Conde se muere»

Los comerciantes critican que el Ayuntamiento mantenga más del 20% de los puestos sin alquilar, pese a las peticiones recibidas, a la espera de redefinir la instalación para instalar gastrobares.

El viejo mercado fue remozado hace unos años, pero son muchos los negocios cerrados, a la espera de una decisión.

El viejo mercado fue remozado hace unos años, pero son muchos los negocios cerrados, a la espera de una decisión.

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a. caballero | león
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Van 48 años que hace plaza Serafín García. Casi medio siglo —«16 como empleado y 32 como titular», señala— en los que ha visto de todo. La bonanza y la caída «desde que llegaron las grandes superficies». Pero ahora, mira alrededor y no puede evitar que la preocupación le salga por la boca: «El mercado del Conde se muere, lo estamos viendo decaer». Un juicio que resuena en el eco de una instalación con 42 puestos, de los cuales el Ayuntamiento de León reconoce que hay una decena de ellos vacíos, uno de ellos doble por el abandono reciente de un titular, aunque se cuentan hasta 13 trapas echadas abajo: una pescadería, un bar, dos despachos de embutidos, cuatro casquerías, cinco carnicerías. Apenas 3 se han abierto en el último año y medio: una tienda de delicatessen, una frutería y una pescadería asturiana. No habrá más por ahora incorporaciones, pese a que las peticiones se acumulan en el consistorio. «Estamos haciendo un estudio técnico y urbanístico para implantar una zona de gastrobares, como la que se ha inaugurado en Ponferrada. Luego tendremos que hacer los pliegos y sacarlo a adjudicación. Es una cosa que lleva tiempo», concede la concejala de Comercio y Consumo, María José Álvarez Casais, que ya desveló el proyecto en verano. «Pues como tarden mucho, se siguen cerrando y se termina por cerrar la plaza», vaticina la titular de la frutería La Cubana con la experiencia que dan los «43 años en la plaza» que cumplirá el 1 de junio.

El criterio es unánime. «Viene la gente, ve puestos cerrados, se nota que no hay movimiento y se van», cita Serafín García, mientras continúa con el trajín de la carne junto a María Jesús Rodríguez. «Hay poco interés en que esto funcione», concede, mientras reclama «más colaboración del Ayuntamiento en cuanto a publicidad y mejora de los accesos».

Más crítico aún se muestra José Suárez, quien recuerda que «llegó a haber 20 vacíos, luego, cuando llegó el PSOE, se recuperó un poco, pero ahora se ha vuelto a parar». «Hay una mano negra. Desde que se pusieron a regularlo todo, se jodió», reseña desde su puesto en la esquina del mercado. «Ahora, dicen que quieren meter más bares de tapas aquí. En qué cabeza cabe, si estamos en el Húmedo y cada día funcionan menos», critica.

No hay mucho movimiento. «Los viernes y sábados, sí que se trabaja bien, pero el resto está muy parado. Ha habido otras crisis, pero ésta es la peor», apunta la titular de la Frutería La Cubana. «Muy flojo, está muy flojo», repite.

No tienen mejor cara, mientras entresacan las pechugas a un pollo, los hermanos de la Volatería Zapico, rodeados por negocios con trapas echadas. «Preguntar al Ayuntamiento. Lo que sabemos es que hay gente que lo solicita, pero que lo tienen parado. Que estén cerrados es peor para todos: hay menos movimiento y ellos recaudan menos», defienden Mar y Luis Ángel.

«Hay mucha cerrada, pero yo vendo mejor. Aunque de manera indirecta sí que nos perjudica», señala Albino Llamas, sin dejar de abrir unas manos de cerdo desde detrás del mostrador de su casquería. Un negocio que llegó a mantener «16 puestos en el mercado en los años 80», pero en el que ahora «sólo quedan tres».

En una plaza de titulares veteranos, la presidenta de los vendedores tiene la cara joven de Ariana Suárez. La cuarta generación que se hace cargo de la carnicería. Savia nueva que hace que vea el futuro del mercado con optimismo y valore la incorporación de los gastrobares, aunque no evita que admita que «tantos puestos cerrados dan mala imagen». «Ya le hemos pedido a la concejala que acelere la tramitación, porque necesitamos que esto esté vivo, si no se nos muere», señala.

Casi enfrente se asienta el último negocio en abrir. Desde finales de septiembre, después de 4 meses de espera, 3.000 euros de canon entregado y otros 3.000 euros de fianza, Pescaderías Milagros, cuyos empleados llegan cada día desde Asturias junto con la mercancía, prueba suerte en la plaza. Una plaza en la que el responsable, Javier Romero, asegura que le parece «increíble que estén todos los puestos pedidos y no se den». «Después de nosotros dijeron que no daban más», apunta.

El otro novato hace tiempo delante del mostrador de Frutidelicias. Rogelio Rodríguez, que tuvo puesto en Barcelona, lleva dos meses y medio, y ya se arrepiente: «Esto está más muerto que vivo».

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