«Hace veinte años que prometieron que los fiscales dirigiríamos la instrucción»

Es leonesa. Y también la fiscal Superior de Castilla y León. Pero por poco tiempo. Madrid será su siguiente paso desde este otoño en una carrera que tuvo su tierra natal como primer destino y que ahora cobra un nuevo impulso. Acaba de ser nombrada fiscal del Tribunal Supremo y en principio, la Sala de lo Civil apunta a ser su destino.

—¿Siente vértigo?

—(Ríe) Me va a suponer estudio y coger la mecánica, pero vuelvo al oficio de fiscal, que es un trabajo desconocido pero conocido.

—¿Es un regreso a la parte técnica de fiscal y abandonar la vida de los actos públicos?

—Nunca dejas de ser fiscal, pero va a ser un trabajo diferente. Me gustaría conectar los órganos centrales con los territoriales. Me gustaría no perder la conexión. Pero es otra etapa. El trabajo de los recursos de casación es diferente al de instancia. Habrá que estudiar, aunque ahora hay que estudiar para todo porque se necesita estar al día.

—¿Cómo ha sido la labor de la Fiscalía Superior durante la pandemia?

—Hemos tenido que trabajar muy duro, ha habido que organizar el trabajo online aunque Castilla y León se ha organizado muy bien con los expedientes digitales, pero hemos terminado muy saturados.

—¿De quién se acuerda cuando echa la vista atrás en su carrera?

—Está mi preparador, Javier Amoedo, que me formó y era la persona a la que acudía cuando necesitaba amparo y cobijo ante cualquier duda. En la Fiscalía hicimos siempre un trabajo muy de equipo, aunque siempre acudes a los que tienen más experiencia. Todo el mundo aporta. En Burgos me he apoyado mucho en Emilio Fernández, que es el teniente fiscal y fue fiscal de León.

—¿Va a ser su sustituto?

—(Ríe de nuevo) Eso yo ya no lo sé. Es un profesional muy solvente jurídicamente. Como todos los que hay, porque no quiero olvidarme de ninguno. De todos se aprende. Con Avelino también compartí la experiencia de Menores y a todos les escuchas.

—¿Qué le ha aportado la etapa de Burgos?

—Mucho porque la figura del Fiscal Superior no tiene mucha historia aún. Tiene un potencial interesante y la hemos ido desarrollando. Me ha aportado relaciones institucionales que me han permitido conocer las instituciones, que es muy interesante y que me llena de orgullo que es el equipo de fiscales jefes de la Comunidad Autónoma, que sirve para unificar criterios y hemos logrado un equipo con el que me he sentido muy a gusto. Hemos ido más allá de lo que determina la ley. Estaban previstas una serie de juntas y hemos superado el número ampliamente. Hemos podido organizarnos bastante bien en poco tiempo y estoy muy orgullosa aunque el mérito es de ellos. Y la colaboración con la administración autonómica en materia de formación ha sido muy enriquecedora.

—A criterio de la Fiscal Jefe del Estado, las mujeres están infrarrepresentadas en la carrera fiscal...

—...y es la realidad. En la pirámide de la carrera fiscal hay un 70% de mujeres pero a medida que se asciende a la cúspide, es mínimo. No estamos representadas en el potencial que tenemos en la carrera. Hay unos desequilibrios en los que hay que avanzar y es una sensación mayoritaria.

—Quedan atrás los años de la tranquilidad de León ¿verdad?

—Y tanto. Estuve mucho tiempo aquí aunque ahora me he movido más. Tengo un recuerdo muy cariñoso de aquella etapa. Aprobé la oposición y me formé en León directamente. Siempre fue unan fiscalía con buen nivel jurídico y eso te empapa y te envuelve y te da una buena formación. La etapa de fiscal de Menores fue la etapa más gratificante. Siempre lo diré. La materia te permite obtener resultados pronto. Nos encargaron a Avelino (Fierro) y a mí poner en marcha la sección de Menores en el año 2000, con la Ley de Responsabilidad del Menor. Y aquello fue un hito en la historia del país porque por primera vez hubo un sistema penal para menores de edad. España tuvo un sistema juvenil que atribuyó la dirección de la investigación al fiscal. Hace veinte años que prometieron que los fiscales dirigiríamos la instrucción y seguimos esperando. Soy partidaria de ese modelo, el fiscal dirige la investigación y hay un juez de garantías. Hay un modelo muy interesante. El día que entró en vigor estuvimos hasta altas horas de la noches estudiando. Con menores ves los resultados del trabajo pronto y te dad cuenta de que sirve y de que con ayuda, los chavales mejoran.

—Luego fue fiscal jefe de León...

—¡Imagínate qué alegría!. Ser fiscal jefe de la Fiscalía que te ha visto comenzar... La última reforma de 2007 implantó las especialidades y pudimos hacer cosas gracias al apoyo de los compañeros. Estábamos muy compenetrados. Guardo un buen recuerdo de abogados, procuradores forenses, secretarios, funcionarios y demás personal. Tuve muchas anécdotas. Los primeros años tuve que cruzar muchas veces el Manzanal con nieve y se nos estropeaba el coche...

—¿Y a qué se dedica una fiscal del Tribunal Supremo durante el verano?

—No se puede generalizar. Yo busco los momentos para estar con la familia y ahora que los hijos están lejos, damos grandes paseos, leemos y procuramos descansar.

—¿Parece que no va a perder el contacto con León?

—Mi casa y mi familia estarán siempre aquí. Y mis principales compañeros de profesión también. Uno no puede ir muy lejos si va solo.