Medalla de oro a la presencia familiar

No hay nada más valioso que el tiempo. Lo saben los voluntarios de la Agrupación de Protección Civil, empeñados en invertir parte del suyo en dar servicio a la ciudad de manera desinteresada. Siempre disponibles para cualquier requerimiento, los 98 miembros que ahora conforman la plantilla del servicio, coordinado por Ángel Ordás, recogieron ayer la Medalla de Oro de la ciudad de León para blasonar su presencia «necesaria e imprescindible» en la vida de la capital leonesa, como se alabó en la enumeración de méritos aprobada por unanimidad.

Con 20 de experiencia, los responsables del Ayuntamiento justificaron la efeméride como «el mejor momento» para reconocer una labor que acumula una media de 12.000 horas anuales en todo tipo de actuaciones preventivas. El acto, celebrado en el Auditorio Ciudad de León, sirvió además para rendir tributo al inestimable servicio prestado por la Agrupación de Protección Civil durante la pandemia del covid. Con toda la ciudad parada por las restricciones sanitarias, los voluntarios se movilizaron para atender «a los mayores y las personas con movilidad reducida que no podían cubrir sus necesidades más básicas, como adquirir alimentos en los supermercados o medicamentos en las farmacias y en el hospital». En medio de una situación de incertidumbre, hicieron turnos para «cubrir todas las líneas del transporte urbano y repartir mascarillas», para «devolver los libros que habían quedado en las aulas de los colegios» o para distribuir los lotes del Banco de Alimentos, como se valoró en la concesión.

Su presencia, hasta entonces vinculada a actos deportivos o públicos, se hizo familiar en los cribados y en las interminables jornadas de vacunación masiva realizadas en el Palacio de Exposiciones y en otros puntos de la ciudad. Siempre prestos para ayudar, atentos para dar un auxilio que no hay tiempo para pagarlo.