Un paisano curtido que disfrutó la vida

Se curtió en Casa Villa, la suya, en Sama de Langreo, en la tienda de su familia, y nunca olvidó lo que aprendió en aquel taller de guarnicionería y talabartería que todavía hoy continua abierto. Ahí sigue el emblema de un hombre que primero saltó el mostrador para convertirse en bedel en la Seguridad Social, luego encontró abierta la puerta del Banco de Langreo para aplicarle a una larga carrera en banca la ciencia de quien comprende la vida e, incluso, ya prejubilado, probó con la política como concejal del Ayuntamiento de la capital leonesa. Todo lo hizo con la misma actitud vital de quien disfruta con lo que hace hasta el último día, hasta que ayer por la mañana a Ángel Villa se le apagó el fuelle del corazón que le había llevado a tantos sitios.

Su trayectoria en la banca empezó en Langreo incluso antes de que absorbiera la entidad el Banco de Asturias. Con la marca astur se trasladó a Ponferrada para convertir a la sucursal en una de las punteras de la zona, antes de desembarcar en la capital leonesa. Pero no se quedó ahí, asesor financiero europeo, con especialización en la dirección comercial, planificación fiscal y análisis de riesgos, Villa tuvo cargos de relevancia en el Credit Lyonnais y cerró su carrera profesional en La Caixa. La prejubilación le coincidió con la oportunidad de entrar en la lista del PP al Ayuntamiento de León en 2011. Fue concejal de Empleo y Promoción Industrial durante cuatro años y formó junto a su inseparable amigo Agustín Rajoy, edil de Hacienda, el equipo encargado de gestionar el plan de ajuste que sacó de la quiebra financiera a la institución. En 2015, volvió a formar parte de la candidatura, pero el bajón de votos le dejó sin acta en el grupo municipal de Antonio Silván, quien ayer lamentó la pérdida en nombre de los populares.

Nacido en 1952, estaba casado con Begoña Alonso, tenía tres hijos: Marián, Ángel y Begoña, y cinco nietos: Ángel, Valeria, Paula, Jorge y Adrián. La lista de amigos no cabría. Su funeral se celebrará mañana, a las 13.30 horas, en San Marcelo, y la capilla ardiente estará hasta entonces en la sala 5 del tanatorio de Serfunle.

Miembro de la logia de asturianos de León, «vivió la vida que quiso, como quiso: simpático, amable, humano, buen amigo, un cacho de pan al que le gustaba ayudar a las personas aunque no las conociera», como le describía ayer Rajoy, quien ironizaba con que «había jurado volver al golf» y le recordaba «cantando con los Panchos en las Lleras». Había una asturianada que le gustaba entonar: «Pescadores», esa que cuenta que aún no ha salido el sol, el suelo brilla / con el suave orbayar de la tierrina./ Pisada recia en la madrugada / la barca espera, llegó la hora / de ir a la mar. Pescadores, de la costa verde y bella / pescadores, a la mar que esta serena . Allá descansa.