Diario de León

Los pinos, a pleno pulmón

El plan de gestión de La Candamia creará empleo con los bosques, la caza y el ocio

La primera regulación de sus montes introduce la rentabilidad económica con ingresos por madera de un millón en 15 años

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Publicado por
Asun G. Puente
León

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Los bosques que León llama los Pinos no siempre estuvieron allí. Son fruto de forestaciones iniciadas a mediados del siglo XX para consolidar barrancos y proteger a los montes de la acción erosionadora del río Torío. Llega el momento ahora de blindar la protección de una masa forestal —extendida a través de cuatro montes, dos municipios y 178,4 hectáreas—, ordenar su uso recreativo, y, por vez primera, buscar su rentabilidad económica con aprovechamientos madereros y cinegéticos, con el objetivo además de generar empleo estable en esta extensa zona de bosques que comparten León y Villaquilambre. Todo con la mirada fijada en un horizonte que contempla la inclusión de los montes de utilidad pública de La Candamia y su terrenos aledaños, también en manos municipales, en la segunda Zona de Natural Esparcimiento (ZNE) declarada de la capital, tras la autorizada en 2013 en el Monte San Isidro. Ambas cincelarán un cinturón verde ordenado, sostenible y con una biodiversidad que permitirá la convivencia y pervivencia de los hábitats de flora y fauna con el uso recreativo.

Con una vigencia de 15 años, el Plan Dasocrático del Grupo de Montes de la Candamia y su Entorno —un documento impulsado por la Junta, que se encuentra actualmente en la fase de información pública— ordena por primera vez este espacio de acuerdo a los parámetros de la Ley de Montes de Castilla y León. Una premisa principal guía todas las acciones previstas hasta 2035: los usos productor y recreativo deben ser acordes con el protector. El ingeniero de montes Sergio Fernández, responsable de la redacción de este documento adjudicado a la firma salmantina FerroConsultores, señala que la intervención en la masa forestal pretende «reducir la mortalidad de especies por competencia y garantizar la regeneración». Recuerda que la mayor parte de estos bosques son fruto de tareas de forestación que se realizaron en su día para anclar barrancos ante la proximidad del Torío y la orografía escarpada. En el caso de los montes consorciados (en manos privadas) estas tareas de plantación de árboles se realizaron en 1964 y 1966. «Las zonas que aquí no tienen árboles se debe a los incendios o porque fueron cortados». Los dos montes públicos recibieron a sus nuevos ‘habitantes’ entre 1955 y 1960. Y posteriormente, ya a finales de la década de los noventa, los trabajos de plantación se circunscribieron únicamente al monte propiedad de la capital, en la zona aledaña a los huertos. En esa época también acondicionaron las sendas.

Los trabajos de campo del equipo responsable de este documento de regulación se prolongaron a lo largo de tres meses durante el pasado verano. Entre las recomendaciones que apuntan, en el ámbito de la protección de las masas forestales, su regeneración y expansión, también su diversificación con especies que ayuden al hábitat de la fauna, con el objetivo de aumentar la presencia de especies propias de la zona como corzos, zorros, conejos o jabalíes, así como de la numerosa colonia de aves, y de dar estabilidad al ecosistema. Preservar los valores paisajísticos, la diversidad de espacios y estructuras, pero también introducir un aprovechamiento económico de los montes y generar empleos estables y temporales. Trabajadores para labores selvícolas permanentes, mantenimiento se sendas y caminos, ejecución de cortafuegos, aprovechamientos de la madera, además de los técnicos y guardería que se encarguen de la gestión de los montes, en una apuesta por un mayor uso social de la zona. Turismo activo, deportivo y de aventura pondrán, igualmente, generar actividad económica y empleo alrededor de todas estas actividades.

Gran cinturón verde
En el futuro se unirá al Monte San Isidro también como Zona de Natural Esparcimiento

El documento incluye un plan especial donde aparece el plan de aprovechamiento maderable para La Candamia, con una temporalidad fijada entre el 1 de enero de este año y el 31 de diciembre de 2035. Está previsto abrir claras en la masa de pinos en función de su estabilidad y destino rodal, cortas de mejora en áreas con excesiva densidad y otras teniendo en cuenta el grado de desarrollo de los árboles. Los enfermos y malformados serán eliminados, así como los competidores directos, y desarrollarán claras selectivas por lo bajo. En esta explotación habrá además un plan de tratamientos para generar leña, un factor actualmente no rentabilizado.

El aprovechamiento cinegético quedará, como ahora, reducido al Monte de Villamoña, donde existe un coto (de caza menor y jabalí) y un club de cazadores con un plan cinegético vigente hasta la primavera de 2023. Las piezas cobradas no se comercializan. El plan especial del documento, que deberá ser aprobado por la Junta cuando finalice toda su tramitación, contempla unos ingresos anuales por aprovechamientos (maderero y cinegético) de cerca de 72.000 euros.

También proyecta los beneficios de esta rentabilidad en los quince años de vigencia de este plan de ordenación y gestión: cada ejercicio 71.896 euros de ingresos y 243.856 de gastos. Arroja un balance negativo anual de 171.960 «porque la mitad de la superficie aproximadamente se ubica en montes públicos con una función preferentemente protectora, donde se deben realizar inversiones para garantizar esta función», aclara el documento.

Circuitos señalizados
El nuevo modelo pondrá orden en el caos de pistas sendas y caminos de bicicletas y senderistas

El tercer pilar de la gestión de este pulmón de la capital tiene a su uso recreativo como protagonista y la vista puesta en el futuro con su declaración como Zona de Natural Esparcimiento. Para regular el ocio, el documento contempla una reorganización de los cerca de treinta kilómetros de sendas y pistas y la puesta al día de la señalización para senderistas y usuarios de las bicicletas. «Deben definirse con claridad los itinerarios de cada uno y los que son compartidos, básicamente para que no se atropellen», recalca el ingeniero de montes Sergio Fernández, quien incide también en la necesidad de mejorar las infraestructuras de uso social y tener en cuenta en todas las actuaciones el marcado carácter protector que debe darse a este espacio natural. Para la señalización de sendas y caminos seguirán las pautas en el primero de los casos de la Federación de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León, mientras que para las bicicletas tendrán en cuenta las directrices fijadas por la International Mountain Bike Association.

La mayor parte de la conocida como Cuesta de la Candamia se encuentra en mal estado y necesita un plan de mantenimiento. Habrá además restricciones en determinadas áreas al paso de bicis de montaña, especialmente, en zonas degradadas que precisan una señalización adecuada y blindar su protección. En los dos montes de titularidad privada, los consorciados, el plan general no se plantea su «regulación social por contar con una presión social menor».

En 2035, momento de expiración de este primer plan de regulación, analizarán cómo se ha desarrollado la planificación y sus repercusiones para dar lugar a una revisión y nuevos plazos, siempre con la perspectiva de una gestión forestal sostenible que mantenga la biodiversidad.

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