El puente púrpura deja 1,3 millones en León

«No hay sitio». La respuesta se repite con insistencia hasta en media docena de establecimientos. «Prueba en el Quindós», aconsejan en el último. Pero en el Quindós tampoco quedan plazas dentro de sus 200 habitaciones. «Es que en muchos aspectos hay más gente que en Semana Santa», se excusa José Quindós. «Ha habido mucha gente» repiten los hoteleros y hosteleros: una marea púrpura que en los tres últimos días ha dejado en León más de 1,2 millones de euros de repercusión económica durante el puente, según los cálculos que maneja la asociación León Gotico, impulsora del Purple Weekend, tras anotar como avales para sus estimaciones más de 7.000 pernoctaciones registradas, a razón de una media de 60 euros, y cerca de 3.500 personas que, durante tres días, han sumado entre comer, beber y comprar alrededor de 270 euros cada una de ellas. «Es una cifra prudente», admite el gerente del colectivo, Luis Alfonso Rodríguez. Un saldo que suma cerca del 80% del puente festivo, redondeado con turismo de familias y cultural. «Se ha salido de madre», recalca el responsable del establecimiento hotelero, que abunda en que incluso han tenido que «contratar a 4 personas de extra para poder dar abasto» con las entradas de gente que tenían reservadas. «Habremos pedido no menos de 20 taxis cada día», reseña como muestra del reparto de beneficios en diferentes subsectores del turismo.

El lleno no se ha notado sólo en los hoteles, que han subido precios como temporada alta en muchos casos por efecto de la oferta y la demanda, sino que, amén de establecimientos sin regulación y casas particulares, se ha repartido por hostales y incluso por albergues como Muralla Leonesa, a pesar de que abrió hace apenas 15 días en la calle Tarifa, al lado de la Plaza Mayor y no ha contado con mucho tiempo para asentarse dentro de la oferta de la capital leonesa. «Hemos estado por encima del 90% y, el sábado, a tope», apunta Bernardo Martínez, quien incide en que su público se ha repartido entre «festivaleros, peregrinos y gente que venía a ver al Ademar».

El bullicio del puente, centralizado e las zonas de los conciertos y actividades como el Barrio Romántico, se ha notado sobre todo en la calle. Un escenario en el que «ha habido mucha gente durante todo el día, no sólo a mediodía o por la tarde, que son las horas de los vinos, en los que se ha trabajado muy bien», señala Martín Méndez, responsable del bar El Altar y el pub El Punto, sino que además «ha servido para dar un empujón a las copas de por la noche, que está un poco más floja en los últimos años». «Se ha notado mucha gente del Purple Weekend, pero también muchas familias y turistas, especialmente vascos y madrileños, aunque en cambio los extranjeros han sido muy pocos», recalca.

Las cajas de estos días suponen «un prólogo para la Navidad», como reseña Edgar García Miranda, gerente de La Trastienda del 13 y El Mercado, donde durante el fin de semana «se han tenido que doblar mesas a mediodía y por la noche e, incluso, en el segundo de ellos, ha habido que habilitar la bodega para asumir la demanda». «La gente del festival se ha notado sobre todo a los vinos, aunque no tanto para las comidas porque se mueven por otros lados, pero sí que ha habido muchas familias de vascos y madrileños, que son los que llenan incluso por encima de otros que están más cerca como los asturianos y los gallegos». «Es un balón de oxígeno que sólo entra ahora y en San Froilán y con el que hay que tirar hasta que llegan épocas fuertes como la navideña, el verano o la Semana Santa, en las que se concentran cerca del 70% de ingresos de la hostelería leonesa», analiza, ya a las puertas de salida del puente de la Constitución y La Inmaculada: el puente que desde hace 26 años se viste de púrpura en León.