Diario de León

La batalla por el turismo blanco

La rebelión del hermano pobre de San Isidro

Sólo un 15% de los esquiadores accede a la estación por Vegarada Valdelugueros reclama fondos Miner para un plan de desarrollo de Riopinos Nace una plataforma para alzar la voz

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Asun G. Puente
León

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La historia de olvido y falta de apoyo decidido a la vertiente de Valdelugueros de la estación de esquí de San Isidro no acaba de empezar. Roza ya las cuatro décadas, las mismas que está a punto de sumar el sector de Riopinos, el último en incorporarse a la oferta esquiable del enclave invernal tras Cebolledo, Salencias y Requejines. Las reivindicaciones llevan años sobre la mesa de la Diputación y, salvo los trabajos de mejora de pistas realizados y la instalación de una pequeña cinta para debutantes, poco más hay que anotar en el inventario de infraestructuras de esta vertiente. Viejas rencillas de poder territorial del alto Curueño e intereses empresariales y políticos provocaron que en su día el foco del eje principal de desarrollo se vertebrara sobre en el Alto Porma, con el municipio de Puebla de Lillo como epicentro.

La gota que ha colmado el vaso de los esquiadores que acceden a San Isidro por esta vertiente y del Ayuntamiento de Valdelugueros fue el algo más de un mes que han estado cerradas las pistas de Riopinos por temor a aludes, en la zona que da acceso a este espacio desde Cebolledo. Un mes en el que el Alto Curueño perdió un importante flujo de esquiadores y visitantes con el consiguiente perjuicio para la economía local. Y con la indignación ha fraguado el nacimiento de la plataforma Riopinos Existe, que ha lanzado una carta abierta a la Diputación con un largo listado de demandas.

«¿Por qué no hay interés por desarrollar este valle?», se pregunta enojado el propietario del mayor complejo turístico de la zona, Casas de Montaña Alto Curueño. Eusebio del Castillo dispara a la Diputación y su ayuntamiento a la hora de repartir culpas y reivindicar inversiones. «Si no desarrollan esta vertiente más, parecerá que sólo somos la salida de emergencia de San Isidro, si no, no los haríamos ni falta». Su centro de turismo rural cuenta con medio centenar de plazas de alojamiento, de las aproximadamente 300 —según datos municipales— de que dispone la vertiente repartidas entre hoteles, casas rurales y apartamentos.

Dos vías, dos titulares
La demora tradicional de las quitanieves para despejar la carretera a la estación desespera al valle

«Si no pueden esquiar, como pasó este mes que Riopinos estuvo cerrado, la gente no viene y nuestros ingresos son cero», apunta el propietario de la casa rural Brisas del Cierzo, con ocho plazas. Jairo Caño incide en que este acceso es el más cercano a la estación desde León capital, 68 kilómetros frente a los 83 del que entra a San Isidro desde el Alto Porma. «Tienen que potenciar más Riopinos».

A pesar de la distancia más corta y de que el aparcamiento permite dejar el coche prácticamente a pie de pista, únicamente el 15% de los esquiadores que acuden a San Isidro acceden por la vertiente de Valdelugueros, según explica el alcalde de este municipio, Emilio Orejas. Al igual que el sector hostelero de su zona y los esquiadores señala, como uno de los principales problemas, la carretera y la tradicional tardanza en despejar la nieve del asfalto en los grandes temporales.

Eusebio del Castillo regenta el mayor complejo turístico de la vertiente. JESÚS F. SALVADORES

La falta de coordinación entre Junta y Diputación —competentes una de Vegarada y la otra del ramal de seis kilómetros que da acceso a Riopinos desde este puerto— retrasa las labores con frecuencia por ausencia de sincronización. El año pasado, la Junta mejoró el firme y asfaltó su carretera desde La Vecilla, la institución provincial ya lo habría hecho con su ramal en 2019.

Desigual trato
«Si no desarrollan nuestra zona, parecerá que sólo somos la salida de emergencia de San Isidro»

También demandan para este sector de San Isidro una máquina pisapistas permanente, de manera que si hubiera problemas de riesgo de aludes en Cebolledo, Riopinos pudiera ponerse igualmente en marcha con sus pistas acondicionadas y los remontes en funcionamiento. Y ante el problema de la amenaza de las avalanchas tras el accidente de la quitanieves asturiana (con dos muertos) demandan, además, un sistema permanente de control de aludes en la estación. Más pistas (en la zona del valle Pico Roldán), una silla cuatriplaza desembragable, mayor capacidad del aparcamiento y otros equipamientos completan la extensa carta de reivindicaciones de la vertiente de Valdelugueros, incluidas en la carta de Riopinos Existe. Orejas pide para el desarrollo de la zona un ambicioso plan de modernización que permita relanzar esta vertiente con fondos Miner, «al igual que los que financiarán la mejora de Leitariegos, nosotros también podemos ser beneficiarios de esas ayudas».

El Ayuntamiento de Valdelugueros cedió en precario —al inicio de los ochenta— 151 hectáreas a la Diputación como zona esquiable de San Isidro y no fue hasta 2014 cuando se inició el expediente de ocupación de montes de utilidad pública para las pistas. En 1982 dio el permiso para el telesquí y tres años más tarde para el telesilla actual.

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