Diario de León

Valdelafuente

Redescubren en el Portillo una fuente de dos siglos relegada entre varias naves y la N-601

Valdefresno trabaja para sacar del olvido el singular surtidor que impulsó Carlos IV y lo trasladará y pondrá en valor en Valdelafuente

La fuente es de la época y estilo de la instalada en la plaza del Grano. RAMIRO

La fuente es de la época y estilo de la instalada en la plaza del Grano. RAMIRO

León

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En ella bebieron viajeros, labriegos y peregrinos, las tropas francesas durante la ocupación napoleónica y las españolas en las guerras carlistas. La fuente de piedra del Alto del Portillo, similar en estructura a la del Grano o La Copona, y levantada por orden de Carlos IV en 1791, languidece junto a la autovía de entrada a León, ajena a su misión de proporcionar agua a los caminantes y arrinconada contra varias naves industriales.

Por no constar, ni siquiera está registrada en los listados de Patrimonio de la Junta, pero el pequeño Ayuntamiento de Valdefresno ha batallado contra el olvido de la Administración, de su historia y de los hitos de la Sobarriba para intentar salvar la fuente, primero a través de un estudio que acredita su origen de más de dos siglos y después, con la propuesta ya aceptada de trasladarla a la plaza de la iglesia de Valdelafuente para ponerla en valor y que sirva de reclamo turístico.

Huérfana de varios ornamentos por pillaje y deterioro, pero con su pilón de casi 14 metros cuadrados y su torre central en buen estado, esta singular fuente ejerció durante décadas de punto «de peaje», de fielato, donde los mercaderes pagaban los arbitrios y tasas municipales para acceder a León.

Constituía un punto de parada, sobre todo, de las caballerías. «De ahí la estructura con pilón y la altura de las paredes, destinado a que los caballos que debían esperar a que sus dueños pagaran los impuestos pudieran beber. La fuente posee una pequeña salida para lavar ropa y que se refrescaran los pequeños animales, además de un surtidor para las personas», explica el historiador Alejandro Valderas, quien también señala que la obra se acometió coincidiendo con la decisión del monarca de mejorar la carreterucha que serpenteaba dibujando ochos desde el Alto del Portillo a León para hacerla más transitable y recta, lo que significó mover los límites del municipio a efectos fiscales y judiciales. «Desde el siglo XV la raya estaba en el Alto del Portillo y entonces se movió hacia León y la fuente pasó a marcar ese límite. También se trasladó el crucero a la plaza de San Marcos».

En la inscripción consta el año 1791. RAMIRO    

La fuente estaba entonces situada en pleno Camino de Santiago en la margen izquierda, pero el desdoblamiento de la carretera hizo que se trasladara enfrente, fuera de la senda, de ahí los números azules que aún se ven en cada pieza de piedra. Ese cambio aceleró el declive de una fuente histórica, escondida ahora tras unos pinos y encorsetada entre la N-601 y unas naves. Es más, esta obra de la Ilustración española quedó situada junto a la «casa del crimen», cerrada desde hace 46 años, donde Covadonga Sobrino, que pasó a la historia negra de la ciudad como la «descuartizadora del Portillo», asestó siete hachazos a su pareja, lo metió en bolsas y las arrojó por los caminos cercanos. Un hombre que buscaba caracoles encontró los restos del macabro asesinato que permitieron arrestar en 1975 a la mujer, regente del bar Ayí.

Carlos IV quiso modernizar un territorio con las novedades urbanísticas europeas, amplió calles y viales y el agua llegó a fielatos y plazas a través de fuentes diseñadas bajo la inspiración de los mitos clásicos. La del Portillo gozó de gran importancia, aunque hoy sea una desconocida. Por eso, el alcalde de Valdefresno, Carlos Gutiérrez, quiere rescatarla y resituarla en el camino de Santiago para disfrute de los peregrinos y de la población. «Es del poco patrimonio que queda en pie en el municipio y no puede seguir más tiempo escondida».

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