Diario de León

Un testigo declara que vio a un hombre disparar a Raúl Centeno a bocajarro

Dice que primero escuchó disparos y después cómo un individuo se acercó al . agente.

Los padres de Raúl Centeno, en una imagen de archivo.

Los padres de Raúl Centeno, en una imagen de archivo.

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La cuarta jornada del juicio contra los presuntos asesinos del guardia civil leonés Raúl Centeno y su compañero Fernando Trapero se dedicó ayer casi por entero a las declaraciones de testigos de la escena del crimen en el aparcamiento de una cafetería de Capbreton en la que habían coincidido poco antes de las 9 de la mañana -aparentemente por azar- con los tres etarras que están ahora acusados de asesinato premeditado: Mikel Carrera Sarobe, «Ata», Saioa Sánchez Iturregui, «Hintza», y Asier Bengoa López de Armentia.

Uno de los testigos, que llenaba el depósito de combustible de su coche en una gasolinera a pocas decenas de metros, contó cómo escuchó lo que pudieron ser los dos primeros tiros, que alcanzaron respectivamente a Trapero y Centeno y, unos segundos más tarde al alzar la vista vio a un individuo que rodeó el coche de los guardias civiles y disparó de nuevo a bocajarro contra este último agente leonés.

Sangre fría

Philippe Bagieu detalló que se trataba de un hombre «bastante grande», de al menos 1,80 metros, «ni grueso ni delgaducho», con entradas por delante y el pelo muy corto por el resto de la cabeza y que «mostraba mucha sangre fría». De hecho, -según Bagieu- después de los dos primeros disparos, ese hombre -al que no ha identificado formalmente- dio la vuelta al coche de los agentes para acercarse a la puerta del conductor por la que intentaba salir Centeno, malherido en la cabeza con una bala que le había salido por la mandíbula, le empujó con la mano izquierda y le disparó con la derecha el tiro que le causó la muerte en el acto.

El experto en balística Gilles Bourgeot señaló que ese testimonio coincide perfectamente con sus conclusiones técnicas, según las cuales el tirador apretó el gatillo de la pistola a sólo una decena de centímetros de la cabeza del Centeno, tal y como había ocurrido con Trapero.

Otros testigos que acudieron al coche tras el tiroteo dijeron haber escuchado voces en español de la radio con la que los guardia civiles se comunicaban con el resto de los agentes que, como ellos, participaban en una misión de detección de etarras, y que al estar en marcha pudo ser un elemento para que los terroristas los identificaran como miembros de las fuerzas del orden españolas.

La presidenta del tribunal de París que juzga los hechos pidió a los seis acusados que se sientan en el banquillo -la séptima, Iratxe Sorzábal Díaz, sigue en busca y captura- que se levantaran para ver si eso permitía a Bagieu tener más elementos para reconocer a alguno, pero se negaron. «No reconocemos a este tribunal», alegó para justificar esta negativa Carrera Sarobe.

No obstante, y como en días anteriores, Bengoa sí que respondió a otro requerimiento de Simeoni, pero sólo para repetir: «yo no he estado nunca en Capbreton y no participé en esos hechos».

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