Diario de León

Los nuevos retos del cambio climático

La ULE valida para la Nasa las precipitaciones de nieve y de granizo en la Península Ibérica

Su labor contribuye al diseño de políticas activas mundiales para luchar contra el cambio climático en el Planeta

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Publicado por
Asun G. Puente
León

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Los nuevos retos que plantea la gestión del cambio climático y la urgencia de desarrollar acciones globales ante problemas como la necesidad de disponibilidad del agua obligan a conocer mejor el ciclo de este elemento, fundamental para la vida del Planeta y sus habitantes. «El exceso de lluvia o su ausencia, según los territorios, requiere conocer a fondo qué ocurre. Estudiamos los patrones o posibles cambios de estos patrones a través de la medida precisa de la precipitación», explica el profesor de Física Aplicada e investigador del Grupo de Física de la Atmósfera de la Universidad de León, Eduardo García Ortega. Desde el campus de Vegazana valida para la Nasa las precipitaciones de granizo y de nieve en la Península Ibérica. Los datos proceden del proyecto internacional GPM (Global Precipitation Measurement) de la Nasa, en cuya misión ya trabaja este grupo de la ULE desde hace diez años. El GPM puso en órbita su primer satélite en 2014. En la actualidad, el proyecto dispone de una constelación de satélites capaces de observar la precipitación sobre el Planeta, con cobertura casi global.

«Para mejor conocimiento de estas precipitaciones necesitamos validar estos datos, ver hasta qué punto son precisos. La precipitación, en particular la de la nieve y el granizo, es una variable no lineal». Como ejemplo alude a una tormenta que se produce a dos kilómetros de un punto, «la intensidad de la precipitación varía mucho, tanto en la escala espacial como temporal». Para lograr la máxima precisión no es suficiente con los pluviómetros. «Precisamos una herramienta para conocer las precipitaciones en todo el Planeta». Los pluviómetros repartidos por el mundo ocupan —indica como dato sorprendente— la superficie de un campo de fútbol. Por eso la presencia de esta constelación de satélites garantiza «una visión casi global del Planeta».

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Imagen de familia del Grupo de Física de la Atmósfera de la ULE, en la azotea del Instituto de Medio Ambiente. DL

Mientras la Universidad de León se ocupa de la validación de las conocidas como precipitaciones sólidas (granizo y nieve), la Universidad de Castilla-La Mancha realiza la misma labor para la Nasa con las precipitaciones líquidas (lluvia). Se trata de un proyecto coordinado entre ambos campus, cada uno de los cuales desarrolla un subproyecto.

Para la labor de validación, el equipo del profesor García Ortega utiliza también sus propias bases de datos y, junto con la información que les proporciona el satélite GPM, obtienen «resultados que consideramos, confiables y válidos. Son datos con cobertura global procedente de la mejor constelación de satélites y para la gestión del agua esta precisión es clave».

La constelación de satélites permite conocer en 3D la estructura interna de las nubes y afinar la predicción para saber parámetros como la cantidad de precipitación, la intensidad y la frecuencia. Aunque cuentan con datos de la Aemet y de las confederaciones hidrográficas, sus propias bases de datos permiten realizar un trabajo que abarca toda la Península, gracias a campañas realizadas en el sureste de Francia o el valle del Ebro, además, cuentan con estudios en Argentina.

En las campañas, analizan superficie y precipitaciones, hacen estimaciones con radares meteorológicos, medidas de microfísica y estudios con aviones del interior de las nubes. La información de los satélites, tras validar datos, mejora el conocimiento y perfecciona predicciones para conocer con mayor precisión el estado actual y futuro de la atmósfera. El resultado del proyecto, en marcha hasta 2023, será publicado en revistas científicas internacionales y ayudará a tomar decisiones en la lucha contra el cambio climático.

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