Diario de León

Último domingo por la tarde en los coches de choque

La mítica pista de Papalaguinda, asentada en 1986 pero ya en el entorno del río desde 1967, desaparece arrumbada por las nuevas ofertas de ocio

Francisco Román, ayer a mediodía, en la pista de los coches de choque, ya medio desmontada, en Papalaguinda. FERNANDO OTERO

Francisco Román, ayer a mediodía, en la pista de los coches de choque, ya medio desmontada, en Papalaguinda. FERNANDO OTERO

León

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No habrá más domingos por la tarde en los coches de choque de Papalaguinda. La pista, convertida en emblema emocional, se desmonta al ritmo que el ocio ha encontrado otros caminos para la diversión. Por aquí «ha pasado todo León» porque «era un punto de reunión de la juventud», como recuerda Francisco Román, último representante de la saga familiar que desde octubre de 1986, por las fiestas de San Froilán, puso banda sonora y plataforma de entretenimiento a más de tres generaciones de leoneses.

Pero ya estaban aquí antes, como recuerda el hijo de Pedro Román, quien empezó con el negocio en el año 1967. Siempre en los alrededores del río: primero, donde está ahora el estadio de fútbol Reino de León; luego, en la parcela que ocupa en estos momentos la estación de autobuses; después, en el entorno en el que se asienta el parque infantil de tráfico; y, más tarde, en el emplazamiento actual, entre el skatepark y el lago. En este rincón de la ciudad se asentó la pista de manera permanente. Aunque por San Juan, algunos años, se trasladaba al ferial, siempre volvía. En verano y fiestas, abría todos los días. El resto del año, el ruido de los coches de choque se encendía los sábados y los domingos. Ahí, empezó a jugar Francisco Román, como recuerda, para después pasar a hacer un poco de todo: taquillero, electricista, mecánico, al mismo ritmo que el resto de la familia, al rebufo que luego entró también su hijo. Ya no vendrá nadie detrás, aclara, ocupado en su taller de bicicletas, Bike León, en Conde Guillén, todavía con la estructura a medio desmontar para que, como mucho en 15 días, pase a guardarse en un almacén. «En un futuro se verá qué se hace con ella, si se vende», apunta, cuando ya se cumple un año de la última tarde de marzo en la que se puso en funcionamiento la atracción.

La pandemia le ha dado el golpe definitivo a los coches de choque, en cuyo espacio se hará ahora una pista de pumptrack , para saltos de bicicletas, como ampliación del skatepark . Aunque el declive ya se había empezado a notar antes. El bajón se apunta «a partir de la aparición de otros espacios de ocio, como la apertura de El Corte Inglés, Carrefour y los centros comerciales», cita el antiguo responsable de los coches de choque, quien abunda en que últimamente la aparición de los parques de bolas y otros negocios de este estilo terminaron por crear tantas alternativas que ya no era rentable. El juicio lo subraya Indalecio Patiño, quien hace más de ocho años que ya desmontó en la misma zona las otras atracciones que mantenía desde los años 80. «En la vida todo tiene un principio y un fin», describe el feriante.

La sentencia suena a canción de coches de choque. La letra podría apuntarse en uno de esos temas que Francisco Román ponía en los discos comprados en Xidas: Leño, Barón Rojo, Queen… «No podrías escoger una sola canción. Ha habido tantas», rememora, convencido de que «por aquí ha pasado todo León». Pero no sólo León, apostilla, mientras recuerda las tardes que pasó con su familia Anthony Quinn, cuando rodaba una serie del Camino de Santiago. «El primer día vino el chófer a preguntar y le dije que no funcionábamos a diario, pero me comentó para quién era y, al final, abrimos. Venía todas las tardes clon su mujer y sus hijos, ponían la manta en la zona donde está el lago, hacían un picnic y se subían a los coches», relata con añoranza.

Aunque ya no habrá más tardes para quedar en los coches de choque de Papalaguinda, que se llevan un pedazo de la memoria sentimental de medio siglo de la ciudad. Las últimas fichas se guardan como piezas de anticuario.

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