Diario de León

INFRAESTRUCTURAS

La Variante sigue parada por la falta de un informe tras un mes de los accidentes

Minas espera el estudio de ventilación exigido a la UTE para decidir si la reabre.

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ÁLVARO CABALLERO | LEÓN
León

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Se acabó el ajuste de jornal firmado en el convenio de la construcción, pero aún no hay fecha definida para que comiencen los trabajos. Las obras de la Variante de Pajares continúan paralizadas a la espera de que se entregue el estudio de los sistemas de ventilación que le exigió la dirección de Minas a la UTE adjudicataria, formada por San José y Peninsular de Contratas, después de que los días 2 y 5 de diciembre pasado se acumularan dos accidentes con seis trabajadores intoxicados. Desde entonces se mantienen paradas las labores en la vertiente leonesa del proyecto, que tiene su embocadura en La Pola de Gordón, mientras que en el lado asturiano, una vez entregado el informe, ayer mismo ya contaban con permiso para reanudar la colocación de los paneles de impermeabilización en el tubo, como confirmaron desde el gabinete de comunicación del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif).

La apertura de la obra depende ahora de la entrega del estudio de ventilación requerido a la UTE y que realiza «una empresa colaboradora de la Administración», como trasladaron desde el Adif. El informe tendrá que ser visado por la dirección de Minas, dependiente de la Junta, que ayer avanzó que a lo largo de la semana tiene previsto hacer una nueva visita a la embocadura de los túneles en La Pola de Gordón para conocer de primera mano cómo se ha cumplido con sus requerimientos. No habrá reapertura si no se garantiza la integridad de los operarios, como insistieron las autoridades inspectoras cuando hace un mes decretaron el cierre, justo antes de que las empresas registraran en la Delegación de Trabajo la paralización voluntaria, al tiempo que las subcontratas despedían a medio centenar de empleados con la promesa de reingresarlos cuando continuara.

«No hay fecha»

De momento «no hay fecha», admiten desde el organismo dependiente del Ministerio de Fomento, mientras que San José y Peninsular guardan silencio como hicieran desde el primer día, aunque han trasladado a algunos operarios que la previsión es que a mediados de la próxima semana, alrededor del jueves 15, podrán volver a la obra. Un calendario que se enmarca en la promesa de Fomento de abrir a lo largo del año uno de los túneles de 24 kilómetros, tras más de 3.500 millones de euros invertidos a pesar de que se presupuestó en menos de 2.000.

Pero no será en ningún caso antes de la revisión del documento. El técnico de Minas visará el informe y decretará las posibles medidas correctoras para evitar que se vuelvan a producir las intoxicaciones, lo que originará el cambio del plan de seguridad. Las modificaciones deberán tener en cuenta el funcionamiento del sistema de ventilación asistida y las horas de funcionamiento, después de que los propios técnicos de la UTE adjudicataria admitieran en la visita de los sindicatos y los representantes de Adif que no la mantienen en marcha durante las 24 horas, como sería preceptivo para atender a los dos turnos que trabajan sin descanso: de 08.00 a 20.00 horas y de 20.00 a 08.00 horas, con apenas media hora para el bocadillo que no les contabiliza como tiempo laboral en nómina.

A falta de que el informe ponga sobre la mesa todos los elementos analizados, entre los que se cuenta el combustible y las condiciones de trabajo, los técnicos de Minas insisten en que los accidentes se produjeron por la acumulación del dióxido de carbono que producen las máquinas y generadores que hay dentro del túnel; una situación que el responsable de construcción de CC OO, Evelio Domínguez, achacó desde el primer momento a la falta de funcionamiento de la ventilación asistida por la decisión de los encargados de obra de aplicar medidas de ahorro en los costes.

Las sospechas se confirmaron en los análisis realizados a los trabajadores justo después de los accidentes, en los que aparecieron pequeñas concentraciones de dióxido de carbono en la sangre que, en una segunda muestra, enviada a Barcelona, ya no existían, según informó Domínguez, quien recordó que también se había barajado la opción de que las intoxicaciones se debieran a los productos químicos utilizados para sellar los paneles de impermeabilización.

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